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Algunas buenas cositas de 2025

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Repasemos en una suerte de anuario muchos de los acontecimientos culturales de este año que está empezando a partir.


Por Fernando Barraza


Lejos de querer rankear con una premisa del tipo “lo mejor de”, o hacer cualquiera de esas listas con pedantes ínfulas definitorias, pasemos un buen rato recomendando a nuestros lectores diversos hitos culturales del año que se va esta semana. Empecemos el recorrido ¿les parece?



I - Empecemos por tres libros



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Tanta Belleza, Las Dos Muertes de Marcelo Diez” de Andrea Diez (Editorial Metrópolis):


Este es un libro de no ficción, al menos eso dice el catálogo de su editorial, y eso es cierto, pero además es otras cosas. Muchas otras cosas. Este es un libro de historia neuquina, es también una puerta inaugural que se abrió con fuerza y nos permitió conocer la prosa una escritora potente y elegante y es -también- un sencillo y profundo tratado didáctico de ética frente a episodios complejos en los que la ciencia, la justicia, los gobiernos de turno, las empresas mass media y cierto castrante poder religioso actuán con torpeza y -¡como no!- con malicia.


El libro de Diez se centra en un tema que apasiona desde siempre a cualquiera de nuestras sociedades y que la literatura de ficción y no ficción ha tratado muchas veces. Y siempre que lo hizo impactó de lleno en quien se interesó en leer: la muerte digna


Para comprender a priori de qué va “Tanta Belleza”, veamos que dice su sinopsis: “Marcelo Diez murió dos veces. Su primera muerte sucedió en 1994, cuando tenía treinta años y quedó en estado vegetativo por un accidente de tránsito. Su segunda muerte se produjo en 2015, cuando su cuerpo dejó de respirar. Tanta belleza es la historia de su peor vida -aquella que lo obligaron a vivir durante veinte años- y el recorrido, vital y único, de dos mujeres que pidieron por el derecho a morir en nombre de un hombre que no podía hacerlo. Andrea Diez propone en este libro adentrarnos en su propia historia, atravesada por la búsqueda de justicia para lograr una muerte digna”. Este solo párrafo alcanza para entender en qué universo nos estamos metiendo cuando tomamos el libro y lo abrimos para empezar a leerlo.


Pero comencemos por favor con el repaso puntual de la obra y arranquemos diciendo esto: frenen la moto quienes se apichonen, teman y se alejen del libro porque “la temática seguro es durísima”; o porque “para problemas serios, está la vida”; o por cualquier otra coartada de esas que los tiempos que corren suelen anteponernos para consumir solo lo baladí y no atrevernos a compartir historias que conlleven semtimientos profundos que vayan más allá del mero entretemiento. Ustedes tienen que adentrarse en “Tanta Belleza”, porque el relato de Andrea posee las siguientes fortalezas que lo convierten en uno de los tres mejores libros del año para esta columna:


Uno, la intimidad de quien protagonizó, de quien estuvo allí tan pero tan de cerca, como la hermana que fue, con todo el plus que esto agrega para contar una historia como ésta.


Dos, los registros en los que está escrito el libro, no ficción perdiodística, narrativa de prosa de cuento, ciertos ejercicios introspectivos cercanos a la prosa poética, combinan varios géneros de una manera -como ya advertimos más arriba- tan potente como elegante.


Este libro es un testimonio de algo durísimo, oscuro socialmente, es cierto, pero también es un capital de ternura y hasta un ancla para tratar la ética del morir dignamente. ¿Qué más se le puede pedir a un libro así? Nada. Vayan y lean.


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Úlichen” de Silvia Mellado y María Alicia Favot (Editorial Tanta Ceniza):


Tras recibir el premio nacional Alfonsina Storni por “Cantos Limayos” (2021), la poeta y académica Silvia Mellado regresa a la edición formal de un volumen completo de poesía con “Úlichen”, editado este año en la colección “Piel de las arenas” de la casa editora Tanta Ceniza.


No es que en el intervalo que fue desde 2021 hasta ahora Silvia no haya publicado ni mostrado nada, más bien todo lo contrario. Mellado es una reconicida del activismo poético del sur del país y por vías “no formales” ha presentado y mostrado bastante obra nueva dispersa en recitales poéticos transmedia y publicaciones tipo fanzine, propuestas de acción que -de seguro- mantiene vivas de su época punk autogestiva noventera. Eso es algo que hay que celebrar, ¡por supuesto!.


Lo cierto es que este año la editorial femenina dirigida por Aixa Rava ha publicado este volumen de poesías escritas por Silvia e ilustradas de manera conceptual de manera genial por María Alicia Favot, artista visual bahiense que ya ha ilustrado otros títulos de la colección y ha demostrado con creces dominar la belleza que cada texto necesita en cada momento de la lectura. En este caso, con el despliegue de un entintado negro minimalista y llegador, el ensamble que logra con los textos además de perfecto es súper emotivo.


“Úlichen” es un libro de poemas que se divide en cuatro capítulos bien definidos en los que Mellado, tanto ülkantufe (poeta) mapuche como criatura académica, nos lleva y nos trae de regreso desde y hacia la ancestralidad de las mujeres Selknam y Mapuche, mostrando que -en materia colectiva del ser- lo que fue es lo que es, y lo que será es la síntesis de lo que venimos alimentando y sembrando a través de los siglos. En este compendio de construcción humana, la poesía de Mellado nombra y evoca territorios, fuerzas de la vida, expresiones que tienen cientos de formas, tal vez miles de miles: desde teros hasta mares, desde insectos hasta el viento. Todo está presente allí, pero no por la fuerza de la mención romántica en un sentido inocuo y de burgues paisajismo new age. Para nada. En “Úlichen” las fuerzas se hacen presente en la voz de comunidades, y más específicamente de mujeres de comunidades, que nombran las fuerzas para nombrarse a sí mismas y a sus pueblos. En esa evocación hay tensión, porque se habla del newen, de la fuerza de las cosas y las vidas, pero también se menciona el despojo y la violencia de quienes quisieron arrancar ritos, vidas, idiomas y espiritualidades. Ni más ni menos que la trans secular y clásica tensión dialéctica a la que el colonialismo le escapa con insultos, demérito compadrito, subestimaciones y fuerza pública estatal y paraestatal; y que la lamgen Silvia trae hasta aquí con belleza y actitud aguerrida. Lo puede hacer y lo hace, porque esta poeta como académica tiene la herramienta de la erudición que a occidente le fascina; como eterna muchacha punk tiene el accionar del küme weichan cada vez que se necesita y como lamgen mapuche posee la sensibilidad de su feyentun (su espiritualidad y su filosofía mapuche) para que los ciclos, las vidas y el sentido de todo lo que narra se exprese de un modo pleno de liq ka nor zungutual (claro y justo decir). Entrar en “Úlichen” es entrar en una cosmogonia. Solo eso vale para que vayas a buscar este libro a librerías.


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Dura Una eternidad Y En Un Instante Se Acaba” de Anne De Marcken (Editorial Hueders):


Para recomendar este libro he solicitado la autorización para publicar la reseña que Marcelo Melideo efectuó en octubre de este año para el periódico digital El Chubut. Estuve buscando una ilustración para acompañar mi propia reseña del libro, pero al toparme con la suya me di cuenta de que mejor expresado el espíritu de la novela, imposible. Veamos que decía en octubre el compañero:


Se publicó la premiada novela de Anne de Marcken "Dura una eternidad y en un instante desaparece". Ganadora del prestigioso Premio de Ficción “Ursula K. Le Guin” y del Novel Prize en 2024, la obra es un desafiante y original relato bajo la forma de una historia de zombis, y se revela como una profunda meditación sobre la memoria, la identidad y la profunda soledad de la humanidad en el mundo contemporáneo.


La protagonista de esta historia es una mujer, que tras su aparente muerte, se encuentra en un estado de limbo, no está del todo viva ni del todo muerta. Es una “no-muerta”. Ella y otros "caminantes" deambulan sin rumbo por un mundo que sigue su curso, pero del que ya no forman parte.


Ella estuvo viva y fue feliz, pero hace tiempo que apenas puede recordarlo. Vive en un hotel habitado por otros “no muertos” como ella, huéspedes que también tuvieron una vida de la que no recuerdan casi nada. Ha olvidado su propio nombre y el de la persona a la que amó, y tan solo conserva recuerdos vagos, escenas de una felicidad pretérita que aparecen desdibujadas y poco a poco se van perdiendo, como las extremidades que se desprenden de su cuerpo de no muerta.


La novela se aparta del concepto tradicional de zombi, transformándolo en una metáfora de la soledad en un mundo hiperconectado, pero a la vez profundamente vacío.


"Por fin entiendo que el cielo no está sobre mí, sino que yo soy el cielo".


A través de una prosa lírica y evocadora con escenas de profundo contenido poético, Marcken nos sumerge en la experiencia de estos seres que vagan, incapaces de interactuar con el mundo de los vivos, pero con la suficiente conciencia para sentir la ausencia y la pérdida de los vínculos con la humanidad.


La novela explora la idea de que la vida, más que un proceso, es una memoria, y que la existencia sin lazos humanos es una forma de no-existencia.


"No hay nada más solitario que no ser de nadie."


Un libro original que explora con tono poético lo que significa ser humano y hace un análisis sobre el impacto del vacío y la soledad en un mundo cada vez más desconectado.


Anne de Marcken es una escritora, artista y editora estadounidense. Es la fundadora de la editorial The 3rd Thing. Su novela "Dura una eternidad y en un instante desaparece" fue ganadora del Novel Prize y del Premio de Ficción Ursula K. Le Guin en 2024, lo que la posicionó como una de las voces más singulares e innovadoras de la literatura contemporánea.



II - Sigamos con dos películas



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Magic Farm” de Amalia Ulman:


Hablar de la película “Magic Farm”, una comedia en tono satírico que le cuenta las costillas a los contenidos en redes, esos nuevos medios de comunicación masivos, amerita primero hablar de su directora, la argentino/española Amalia Ulman.


Ulman es una realizadora audiovisual de 36 años que nació en redes y desde allí -lugar en el que desarrolló la mayoría de su obra- se expandió al mundo no virtual entrando en salas de exposiciones, museos, espacios públicos de distintas ciudades y, clro está, en salas de cine. Amada y odiada por tabajar de manera super efectiva la materia prima de las redes sociales: el engaño como verdad, Amalia inventó personajes “reales” en redes que luego fueron reconocidos como claras invenciones de su propia imaginación, como por ejemplo una chica joven que buscaba un hombre mayor millonario, u otra que era una “diosa de vida”, o aquella que era una chica bonita y perturbadoramente vacía. Muchos de sus personajes fueron interpretados como seres reales que habitaban el espacio de las redes como Instagram, pero fueron solo invenciones artísticas. Hasta hubo medios informativos que dieron por cierta más de una aventura de este denominado “net art” que tan bien ejerció Ulman, tanto y tan bien lo ejerció que se ha ganado un espacio importante en el universo cultural europeo.


En “Magic Farm” la creadora de contenidos artíticos en redes retoma como directora de un film de ficción hecho y derecho -este es su segundo largometraje- y consigue mezclar sus dos universos, sus dos campos de acción, porque la película muestra precisamente a un tilingo y neoyorkino grupo de creadores de contenidos que llegan hasta un poblado rural de la Pampa Húmeda de Argentina a filmar un documental sobre una supuesta tendencia artística que puede convertirse en viral (de eso trabaja el equipo que va a filmar, de viralizar y monetizar) y al llegar al lugar se dan cuenta que “no tienen nada”, porque eso que fueron a buscar se encuentra en San Cristobal, sí, pero no en el San Cristobal al que fueron a dar ellos por un error de producción, sino en alguno de los miles de miles San Cristobal que existen en el mapa de Sud América. La situación es ridícula, sin embargo es un excelente punto de partida dramático para que la tilingada demuestre en profundidad de que madera están hechos como personas para poder sobrellevar un malentendido tal. Uno supone que gente encargada de “crear” y viralizar tendencias, no tendrá demasiado contratiempo en tratar de sacar de la galera una historia inventada para hacerla parecer real a los ojos de sus cientos de miles de followers. Bueno, precisamente esa barrera creativo/moral es todo el transucrso de la película completa: una inteligente y sutilmente mordaz crítica al afán tuerce realidades que los contenidos en redes han traído a nuestras vidas de la mano de creadoras y creadores de contenidos que tienen una realidad bestial frente a las narices (el ecocidio de un un territorio entero que incluye a todo su pueblo) mientras se trabaja para que aparezca en cámara una “realidad” banal que guste y se viralice. Puntazo para Ulman; te divertís, te sonreís, a veces te reís y pensás durante todo el film. El elenco, con la genia de Chloë Sevigny como cara más conocida al frente, haciendo de una conductora de micro documentales pavos y súper masivos en línea, es adorable.


Podés verla en MUBI, y dicen que en otras plataformas que son piratas está, pero nosotros no lo sabemos a ciencia cierta, ¡porque eso es ilegal! Podés recomendársela a tu primo, el que le gusta la saga de “Rápido y Furioso”, pero no creo que le guste. Igual podés probar, eh, tanmpoco hay que ser taaaan prejuiciosos. Pero hay algo que va sobre carril seguro: ésta es más bien una película para todas aquellas personas que día a día nos preguntamos si la chifladura que estamos viendo en redes es enserio o es en joda. Puntazo para Ulman: dio en el clavo.



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Sueño En Otro Idioma” de Ernesto y Carlos Contreras:


Aquí vamos a hacer trampa, porque esta es una gran gran gran película estrenada en 2017, pero es recién este año que se va el año en la que América Latina y gran parte del planeta la conoció por fuera de su México Natal porque este año se subió a Prime Video. Osea que vale ¿no?.


Más allá de si esto que estamos haciendo “es legal” (risas de fondo), no hay que desaprovechar a ver este film, porque trae elementos que muy pero muy pocos productos audiovisuales de ficción están trayendo hoy por hoy a la palestra en el terreno del cine industrial: mostrar raíces, valorarlas y proyectarlas hacia un futuro positivo.


Y si la mejor manera de mostrar raíces es ir a lo ancestral con respeto por el peso cultural y la magia que vive en lo atávico, los hermanos Ernesto y Carlos Contreras lo hacen y cumplen con creces. “Sueño En Otro Idioma” es un film que narra la historia de Martín, un lingüista de la UNAM que llega hasta un pueblo en la selva de Veracruz a tratar de recuperar el conocimiento gramatical y lingüístico del Zikril, una lengua originaria que va camino a la extincion porque existen solo dos hablantes.


La reconstrucción es complicada, pero posible. Martín es muy positivo en este sentido, solo que no cuenta con que existe una barrera aparentemente sencilla pero definitiva: los dos hablantes no se hablan por nada del mundo desde hace más de cincuenta años.


Y esta es toda la trama señoras y señores, pero lo realmente maravilloso y cautivante del film son los condimentos que habitan esa trama súper sencilla. Las premisas dramaticas del protagonista son: ¿qué hay que entender humanamente para que esas dos personas se hablen y qué hay que operar en uno mismo para comprender -mas allá del conocimiento profesional académico- a una cultura que se apaga en fade out en tiempos de hegemonías culturales? Temazos ambos, ¿no?


Para que nadie se ofenda los Contreras inventaron un pueblo originario y hasta un idioma con su propia gramática para hacer esta película. Golazo. Porque desde la libertad de no caer en estupideces de apropiación cultural ni demagogias amiguistas y etnocéntricas, los hermanos van al hueso del asunto y te dejan servida en bandeja una historia que -como decíamos más arriba en el comentario del libro de Silvia Mellado- te cuenta que lo que sigue en el futuro colectivo es una perfecta continuidad del ciclo de lo que fue y lo que está siendo, algo bastante sencillo de colegir, sí, pero nadie negará que estamos bastante alienados como para poder verlo. Buscala en prime video y si no hemos escuchado comentarios de que ésta en cuevana tres o stremio, pero eso es ilegal.



III - Cerremos con dos discazos



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Divididos” de Divididos:


Estaba anunciado, pero sin demasiadas precisiones: Divididos estaba trabajando nuevo material de estudio tras casi quince años de no grabar canciones nuevas. Y como un rayo potentísimo llegó a finales de año lo que de aquí en más se instalará en el podio de los mejores discos de Divididos, el álbum “Divididos”.


Comencemos por la tapa: una genialidad total del artista visual Alejandro Ros que logra una síntesis perfecta de la realidad social argentina de este momento. Vivimos en una grieta desde que nació el estado nacional, pero es hora de mandarle costura. Por eso dos paños, uno celeste, el otro blanco, se zurcen con un hilo negro de puntadas laboriosas. Solo eso. ¿Significa que hay que ser jipi-burgués-optimista en plan de que todos seamos amigos y bla bla bla de la new age? Para nada. Pero no estaría nada mal aceptar que algunos son celestes, y otros blancos, y que esto ha sido así desde la grieta Saavedra/Moreno hasta la actual. Reconocerlo y acercarse para ver como vivir sin tratar de eliminarnos entre nosotros mismos es imperioso. El hilo negro que cose ¿no?. Divididos siempre fue campeón intercontinental en expresarse con ideas que sinteticen a la perfección el espíritu de época: “La era de la boludez” para la necesidad de vaciarse consumiendo, “Nene de antes” para describir a los contraculturales de antaño, “besos por celular” para definir la distancia emocional que nos impone la virtualidad. Puedo seguir durante horas. Esta tapa es el último golazo de Divididos en este sentido.


Si bien el trío del Oeste tiene una línea identitaria que va de Hendrix a Atahualpa Yupanqui, musicalmente este disco marca un cambio. Quizás porque hubo seis años de trabajo en estudios tras casi una década sin la presión empresaria de tener que sacar disco, quizás porque el núcleo compositor del trío ya tiene más de sesenta, quizás porque la dinámica del escuchar música ha cambiado y Divididos lo palpa. Andá a saber, a lo mejor es todo eso junto. Lo cierto es que el sonido potente del trío está, no se desvaneció (nadie se desmaye del susto) pero ha ingresado en la ecuación una construcción de armonías y melodías distintas, una coloratura a la que vamos a llamarle “más paciente” que hace que las canciones no sean buenas solo si explotan, sino que tengan un desarrollo interno más trabajado. Si tuviera que encontrar un ejemplo clásico diría “a lo The Who”, úsenlo como ejemplo, pero no me den mucha bola eh, porque quizás no se termine de entender hasta que vayan a escuchar el disco.


Lo que sí se puede entender a la perfección y sin escuchar el disco antes es el cambio lírico que ha hecho el trío. Si Divididos siempre fue una catedral de las metáforas surrealistas y una chica en el cielo podía vivir en nuestro océano salvaje mientras los pibes remontaban barriletes y la virgen pasó haciendo ala delta, ahora que los tiempos han traído hasta nuestras vidas a un estadista que habla con perros muertos a los que conoció en vidas pasadas en el coliseo romano mientras avala que le partan la crisma a personas de más de 70 años cada miércoles, Ricardo Mollo prefirió bajarse de la vertiginosa montaña rusa de sus metáforas para encarar directamente al hueso: directo, expositivo, con poética alta y hasta con una ternura súper valiente. Pero si hasta el mismo lo dice en “Revienta en Mi Mayor” cuando arenga: “poetas traigan luz, que pegue el sol en las entrañas”, porque el horno no está para bollos, lo dice en una estrofa de la misma canción: “Este gran momento para escuchar/ Calmate cambalache/ Calmá tu tempestad/ O el que no afana es gil”. Golazo total. Hay más, demos un par de ejemplos.


¿Querés crítica social?, tomá, en “Mundo Ganado” Mollo nos dice: “Hoy llegó la carroza del cielo/ Trayendo pociones para este mal/ El cochero sonriente y amable/ Le abre la puerta al virrey actual/ Con su estirpe joven, hambriento, no notarás/ Que no trae nada y que solo viene a llevar” Besitos a los genios de la anarcocapitalistupidización...


Vamos con una que sella la ternura valiente de quien milita socialmente pero porque cree en mejores futuros y los ve posibles. En “Grillo” dedicado a Pablo Grillo, la más hermosa canción del álbum, la que cierra el disco, la banda nos dice: “Yo quiero ser un grillo más/ Y ver desde ese lugar/

Veranos de dulce cantar/ A la Luna y los pastos silbarán/ Y hamacado en la hoja, vi la estrella fugaz”.


Hay más, mucho más. Andá y escuchalo todo.


Para cerrar solo agregar que la banda es tan grossa que juntó a miles y miles de alma en un estadio a escuchar el disco completo, como hacíamos antes, en el mágico ritual de compartir música con otras personas en nuestras piezas y en bares, pero ahora, que está tan de moda vivir “la experiencia personal” por sobre todo. Esta “libertad” de ser egoísta, bah. Bueno, en estos días estos tres preciosos guanacos de la vida llevaron a miles hasta el Movistar Arena para que escuchen el disco por primera vez todos juntos. Mortal. Golazo tres.


Y para cerrar el cierre que cierra, dejemos por aquí la letra de “Aliados En Un Viaje”, la canción que abre el disco, porque es la síntesis perfecta de este Divididos 2025, el de la costura de zurcido negro de batalla:


Aprendimos a buscar

A cruzar por aguas claras, cielo adentro


Aprendimos a buscar

A cruzar por aguas claras, cielo adentro

Un camino que, a su vez

Nos acerque el corazón a tierra firme


Aliados en un viaje

De espejos y señales

La línea que nos marque

Lo cierto y lo impensado

Lo frágil y lo intenso

Del tiempo y su simpleza

Abriéndose a nosotros

Cuidando aquello que nos hace bien


Y aprendimos que también

Hay caminos que se muestran en la noche

Y en un fondo que no ves

Puede estar lo que nos lleve más profundo


Habrá que andar despacio

Habrá que estar alerta

Entre el viento y la prisa

En la calma y la orilla

Que lo que te demora

Es lo que te traiciona

Llevándote los pasos

Adonde no hace pie tu corazón


Aprendimos a buscar

A cruzar por aguas claras, cielo adentro

Un camino que, a su vez

Nos deje el corazón en tierra firme


Aliados en un viaje

De espejos y señales

La línea que nos marque

Lo cierto y lo impensado

Lo frágil y lo intenso


Aliados en un viaje

De espejos y señales

La línea que nos marque

Lo cierto y lo impensado

Lo frágil y lo intenso

Lo que nos pertenece


Aliados en un viaje

De espejos y señales

La línea que nos marque

Lo cierto y lo impensado

Lo frágil y lo intenso

Lo que nos pertenece



Y bueno, ahora -ante del último disco recomendado- podemos ir casi yéndonos, como de salida de este dossier, despacito, mencionando que hemos hecho un recorte y que es imposible recomendar todo. En libros han quedado afuera títulos tan poderosos como “Las Niñas Del Naranjel” de Gabriela Cabezón Cámara, que es de 2023, pero este año se llevó el National Book Award a la mejor obra traducida del planeta; o un texto potentísimo como “Sobre Dios: Pensar Con Simone Weil” de Byung-Chul Hang. Películas también han quedado afuera: “Belén” o “La Mujer De La Fila”, por ejemplo. Y discos... bueno: ¡miles! Pero tenemos que cerrar con uno. Y es este:



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Lux” de Rosalía:


Acá se arma el despelote. Todo el mundo habla de este disco y de la Rosalía. Hay un marketing detrás que es una maquinaria algorítmica aplastante. Es el huevo o la gallina: ¿todos hablan de la Rosalía y el algoritmo mueve como terremoto mientras su compañía disquera y su productora de giras y conciertos refuerzan con pauta, o viceversa?


Esta dicotomía poco importa a los fines de recomendar la escucha del disco por el disco en sí mismo, es decir: esta obra musical en la que la Rosalía labura codo a codo con 14 de los mejores productores artísticos del planeta y con el genio islandés de Daniel Bjarnason en la capitanía de todo lo orquestal que suena en todo el disco. Un despelote total de música del más alto calibre.


Luego si la Rosalía es tibia y a veces despectiva para hablar de los temas importantes del mundo y la sociedad en sus entrevistas, o si hay una pandilla de fanáticos empecinados en ver en “Lux” un oráculo místico, o si hay una tropa de millones de haters que van en sentido opuesto para que el disco sea el más odiado del siglo XXI... eso... eso es otro tema.


A este disco hay que escucharlo. Ahí está la verdad de la milanesa.


Antes de dejártelo para el play en el final de este dossier, te compartimos un programa radial cómico español en el que -con la altura que se merece el álbum- se burlan del halo místico que los y las fanáticas se esfuerzan en colgarle al disco. Tanto quienes amen como quienes odien el disco lo disfrutarán. Escuchen este episodio llamado “La Rosalía” del ciclo “Las Noches de Ortega”:



Y ahora sí: el “Lux” para que escuchen altísima música, más allá de toda la espuma circundante. Nos vemos el año wingka que viene. ¡Abrazo grande!:



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