Apuntes sobre la poesía

Por María Aurelia Martínez

Del poema, nada. Llega, tiembla

y raspa un fósforo apagado.

¿Se le ve algo ? Nada.

Elijo a Juan Gelman para empezar a hablar de algo que siempre se resiste, se resiste, digo, a ser hablado, a ser explicado, a ser entendido, me refiero a la poesía. Dice Gelman que “hay nada”, aunque al mismo tiempo (el poema) “tiembla y raspa” pero desmayado en la falta de luz. Nada se ve . Gelman logra acercarnos a ella sin decirnos “nada”.

Sin embargo no es “nada” la poesía y él lo sabía muy bien. Esta es una forma de entrar en algo por su negación.

Porque la poesía es una conjetura acerca de lo inefable. Un modo, quizás el único, de acercarse a las quimeras, dice Liliana Bodoc y al decirlo sintetiza esa imposibilidad.

¿Entonces?.

Los poetas insisten en atravesar ese delgadísimo cedazo donde pueden mezclarse los mundos (suponiendo que los mundos nunca están mezclados) y así sucede que un bosque, un cielo o una casa pueden querer decir otra cosa (como dice Mirta Rosemberg). Lo inefable, lo que no se puede explicar, encuentra ese otro camino que es el de la poesía.

El mismo Freud la nombró como la “tierra de nadie”. Hay un espacio de la imaginación que transforma lo cotidiano en poesía, es un permiso para andar, para divagar en esos entresijos de lo humano. Se trata de rescatarlos para sentirlos de otra manera. En ese rescate la lengua es el instrumento único. La lengua como acción (otra vez Freud).

También lo explica muy bien Paul Valery cuando habla de una percepción, de percibir como cuando soñamos. Otra vez ese terreno inasible que puede completarnos sin artilugios.

Las posibilidades son infinitas.

Volviendo a Bodoc, nos dice:

Le llamo poesía, le llamamos,

a la aplomada hilera de ladrillos,

a la sopa fragante,

al cuaderno de puntas estropeadas.

Le llamo, le llamamos, poesía

a la espalda doblada de los viejos

transformados en signo de pregunta.

No importa si nos sobra el decasílabo

o si nos falta la rima.

Le llamamos estrofa

a todo lo que canta.

Le llamamos metáfora

al sudor,

a la nuca dolida,

al día que demora….

Bienvenido quien se sienta capaz de ingresar a esta especie de mundo cuántico donde las palabras no tienen posiciones ni estados definidos.

Bienvenidos a probar con la poesía.