Cine: “Mandarinas”, un alegato contra las guerras.
“Mandarinas”, película estonio-georgiana, estrenada en abril de 2013.
Ambientada en un rincón perdido entre las montañas del Cáucaso post soviético a comienzos de la década del 90.
A diferencia de sus compatriotas, Ivo, un hombre ya mayor de origen estonio, que vive en absoluta soledad, decide quedarse en Georgia, en la provincia de Abjasia, región en disputa que Georgia reclama como propia tras la desintegración de la URSS y donde reside una antigua comunidad estoniana, donde ya casi no quedan civiles de ese origen.
En ese abandonado e inhóspito lugar, Ivo y Margus, solo preocupados por la cosecha de las mandarinas, se encuentran en la mitad de escaramuzas, entre mercenarios musulmanes chechenos y georganianos. Del tendal de muertos, rescatan a Ahmed, checheno y a Nika, soldado georgiano. Ivo decide llevarlos a su casa para que se repongan de las heridas, y sabiendo del odio que se tienen entre ellos, decide ubicarlos en diferentes habitaciones, pero con una condición para ambos: “nadie está autorizado a matar a su prójimo en esta casa”.
Mientras ambos soldados empiezan a recuperarse, en un ambiente de mucha tensión entre ellos, Ivo mantiene un espíritu pacifista, mostrando que algunos tenues gestos de hermandad, pueden manifestarse aun en un ambiente tenso, áspero e inclemente, para dejar expuesto el absurdo de la guerra.
“Mandarinas”, es un alegato contra las guerras, un alegato antibelicista, con una característica muy particular, la puesta en escena transcurre solo entre hombres. El final, si bien puede resultar poco creíble, es muy esperanzador.
Mónica Oppezzi
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