¡Cumple años la pared!

Este sábado pasado cumplió 45 años "Rhe Wall", el álbum conceptual de Pink Floyd

Cuenta la historia oficial que Roger Waters llegó a las jornadas de laburo previo a la grabación del undécimo disco de Pink Floyd con demos de canciones e historias para dos proyectos: uno era lo que cinco años después sería “The Pros And Cons Of Hitch Hicking”, primer disco solista de Waters, y el otro era este: la historia de un rockero que en el pináculo de su fama decide autoconstruirse un muro de aislamiento personal y convertir su carrera en una propuesta fascista y enojona, todo para tapar su propio dolor personal y social. La banda compró la segunda propuesta, eso es sabido. Así nació “The Wall”, una de las obras más conocidas de la producción artística mundial en el Siglo XX.

Tan rock como ópera -gracias a las artes del productor Bob Ezrin- el disco es una acabadísima narración musical conceptual nacida en la cabeza y el espíritu de Waters, sí, es cierto, pero también es un punto de inspiración extrema en la trayectoria de Gilmour como instrumentista, arreglador y cantante. Es un un excelente punto de furia rockera para Nick Mason (escucharlo por ejemplo en “Young Lust” es acojonante) y es un laburo discreto pero fino fino en la trayectoria de Wright en pianos y teclados (no hay como dejar de pensar en todo lo que le hubiera podido aportar a este disco si no lo hubieran destratado tanto por aquellos años).

Pasan las décadas y el disco sigue allí: con el espíritu renacedor de los verdaderos e inobjetables clásicos, demostrando que no hay nada que ajustar ni actualizar en su sonido, factura o mensaje.

Pasan las décadas y el teatro de lo humano sigue intacto en este, uno de los pocos discos que la mayoría de las personas que llegan a él, si es por voluntad propia y no por sugerencias del algoritmo, no pueden dejar de escuchar completos.

¡Feliz cumpleaños a la pared!