Intento de robo y las máquinas de la locura

Lo intentaron: llamada telefónica y una voz advirtiéndome que una persona estaba haciendo una compra importante con mi mercado pago. Consultada, dije que no estaba autorizada ni esa persona ni nadie hacer uso de mi cuenta. Allí comenzó todo: una sucesión de preguntas con datos concretos sobre mi persona, sugerencias y entradas y salidas a mi chat y una serie de palabras en el lenguaje de la admirada tecnología de estos tiempos, bien pronto me puso fuera de todo: no comprendía, no respondía, no cortaba, no nada. Un remolino de fórmulas empezaron a comerme el cerebro hasta dejarlo hecho un despojo. No servía ni para pensar que yo era un ser vivo, en realidad parecía un hueco en algún lugar desconocido. La comunicación continuaba y no podía cortarla porque había entrado en la misma locura del tipo que llamó, a esa altura éramos dos inservibles objetos de esta era maravillosa de links, chat, fórmulas, aplicaciones, logos, etc. ; éramos dos víctimas de esta era de celulares, computadoras, pequeñas y grandes máquinas devoradoras de humanidad. Se había terminado el día con el pleno sol, era la oscuridad de no entender nada, porque era la nada, y esa fue la única certeza. La plata se había ido a otros bolsillos.

"La comunicación continuaba y no podía cortarla porque había entrado en la misma locura del tipo que llamó"

Acudí a los amigos que trabajan en el banco para que me expliquen cómo me había quedado seca en tan poco tiempo, es decir, mi cuenta estaba a 0. Me ayudaron y me siguieron ayudando entendiendo los mecanismos que nunca entrarán en mi cabeza: esos mecanismos son los que ahora gobiernan nuestras voluntades. Así nos sacan plata, tiempo, miradas, charlas, encuentros.

La máquina manda porque la máquina piensa, ¿y nosotros?, aquí estamos: mirando por la TV a una manga de locos vendiéndonos un país que ni siquiera están en sus sueños (porque no son soñadores, obvio), y más locos, en las pantallas y las aplicaciones repitiendo hasta el hartazgo lo que ni ellos mismos creen, cumpliendo con una profesión que también entró en el campo gris de la realidad.

Mercado pago: te cancelo, solo para salvar un pedazo de esta bronca de haberte aceptado como una "herramienta útil". Lo sos, claro, sos una herramienta (como tantas) para dejarnos desnudos ante un planeta que lanza sus últimos rugidos para advertirnos que, a lo mejor, estamos a tiempo de no morir de estupidez crónica