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Las ovejas descarriadas, en el arroyón.

Pensar en que un par de ovejas se salgan del corral que se les asignó (por esas cosas que se asignan por vaya a saber qué razón), es un desafío. Sin embargo, leyendo un par de poemas, textos de Mingo Racedo y Carmen, se termina entendiendo algo, pero si encima, curioseamos sobre la vida cotidiana de este par, ya la cosa está más clara.

Ellos llegaron a encontrar un lugar que era casi desértico en la Provincia de Rio Negro, camino al Lago Pellegrini , localidad de Cinco Saltos, y se pusieron a trabajar para ver “cómo era este asunto de la tierra”. El nombre del lugar es una marca, un faro : ”El Arroyón”.


Mientras tanto, ya venían derramando sus letras por la región con acertadas intervenciones en espacios artísticos, eventos solidarios y patios de amigos. En la palabra, montaron la mirada de una rebeldía madura( si es que madura alguna vez) ), es decir, crítica y a conciencia, y la tierra supo devolver en frutos tanto afán y tantos sueños. Mingo se dio el gusto de publicar su libro de poemas: “abcdeverdad la poesía”, bella catarata de imágenes, historias y sentires.


Layapaweb, los invita a compartir algo de lo mucho que viven en esta experiencia y aquí está el relato:


Vivir la tierra


Siempre pensamos que se debe vivir como se cree y se predica, llegar a esta conclusión y decisión es un desafío porque es más cómodo vivir de la forma establecida por el comercio, por el compre ya, por la pereza de tener que hacer todo de cero. Un ejemplo es el pan, una cosa simple y necesaria siempre y cuando vayas a la panadería y lo compres.

Ahora la decisión de hacer pan es otra cosa, se debe preparar la harina, se debe preparar a levadura, preparar la sal en el agua, se debe mezclar, amasar y dejar levar. Ese trabajo suele demorar más o menos media hora y levar de una a dos horas, según la levadura que uses, si lo haces con masa madre el tiempo de levado es mucho más amplio, de ocho a doce horas. Después de eso preparás el horno, lo calentás a punto del papel dorado y ponés el pan.

La decisión de venir a vivir a la chacra fue eso, darse cuenta de cómo es vivir desde el esfuerzo propio y vivir de lo que da la tierra, que no es que la tierra te da sin que vos hagas el esfuerzo.

Habíamos comprado con unos amigos la chacra que tenía una vivienda que ocuparon ellos por tener un niño y nosotros nos largamos a la dulce tarea de hacer el rancho, de barro, redondo, grande. De allí todos los problemas, todos los aprendizajes, todos los esfuerzos, todos los errores. Trabajar con barro es una experiencia hermosa, requiere de mucho empeño, pero hermosa.

Cuando ya estaba habitable el rancho (nos llevó cerca de tres años, porque trabajábamos y vivíamos en Cipolletti y el puesto está en el Arroyón, a 24 kilómetros de Cipo, con un camino bastante complicado y destruido) digo, cuando ya estaba habitable encaramos la siembra, hicimos bancales sobre superficie, recuperamos tierra y cavamos el pozo de agua. Analizamos el agua y es potable y comenzamos a hacer el sistema de riego. Con los vecinos recuperamos las acequias y decidimos venir a vivir al puesto “EL LLANTÉN”, nuestro puesto. Extrañábamos a mares, cualquier motivo era pretexto para viajar a Cipolletti, hasta que descubrimos la paz, la tierra, el fruto del esfuerzo y las ganas de nuestros vecinos que se juntaban con nuestras ganas. Compramos una vaca con su ternera.


Un año ordeñando, todos los días, a la misma hora, ordeñando juntos con nuestros vecinos. Con la leche una vecina hacía quesos, nosotros dulce de leche, ricota, crema de leche etc. Cuando no hacíamos nada con la leche la vendíamos. Elegíamos las familias que tuviesen niños y la vendíamos al precio de una leche común, los vecinos la aprovechaban toda y nos hacían probar sus manjares, manteca, dulce de leche etc.

Vivimos como creemos, seguimos escribiendo y de vez en cuando nos presentamos a despuntar el vicio de decir poemas.


Estamos más viejos, con más animales, con mucha más tierra recuperada para siembra y con las mismas ganas. ¿Es cansadora esta forma de vida? No sabemos, ¿te podés cansar de ser feliz? posiblemente sí, todavía no nos tocó esa parte. Terminamos cansados del trabajo, sí, eso es otra cosa, pero mirás lo hecho y no hay otra cosa mejor que caminar mirando lo que hiciste.

Creemos que para recuperar (si fuese posible, a esta altura lo dudo) la tierra hay que habitarla, despoblar las ciudades, desafiar el círculo impuesto de vivir hacinados, peleados, enojados, gritados y embrutecidos por el yugo de batallar por un lugar en una sociedad que ignora a sus hermanos.


Debemos asumir este compromiso, porque de nosotros, de los de abajo, depende el futuro del mundo y todavía no nos hemos dado cuenta.

Es como hacer pan, desparramas el futuro, lo amasas y lo dejas levar para llevarlo al horno y con la paciencia del campesino esperas que se dore para disfrutarlo.


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A Hilda la escuchás AQUI

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