Las paredes hablan, ríen, discuten

Por Fernando Barraza

Por suerte las paredes del planeta continúan hablando, riendo, discutiendo, poniendo en tensión aquellas "realidades" que nos son impuestas y -en definitiva y a pesar de vivir en tiempos de supremacías digitales- aun siguen aportando a una tensión necesaria para que otros puntos de vista nazcan y florezcan.

Esta semana chicas y chicos que iban de pasada a cursar a la sede central de la Universidad Nacional del Comahue intervinieron con picardía grafitera una gigantografía publicitaria que promociona algo así como un mercado de carnes. El paño está en la calle de ingreso a la UNCo.

Si vemos con atención, el tipo de la publicidad sonríe, porque el 90% de las personas qu aparecen en publicidades han de sonreír; pero si miramos con atención aun mayor, el globo de diálogo que le dibujaron les pibis expresa una verdad del puñado de verdades cotidianas que la mayoría de los estudiantes -y millones de laburantes en Argentina estamos viviendo-: no nos alcanza ni para un asadito.

Esta pequeña obra de arte urbano, efímera, claro, pero encantadora, me hizo acordar al documental "Oscar" de Sergio Morkin, film que contaba la historia de un taxista en la mega Buenos Aires de la crisis del 2001 que se partía el lomo arriba del tacho durante 12 horas al día para parar la olla, obligado a una vida alienante para su propia subsistencia y la de su familia, pero que que se bajaba frente a grandes carteles publicitarios y los intervenía con mensajes sarcásticos que daban cuenta de lo estúpido e inconducente que es creer a pies juntillas en el idílico discurso neoliberal.

Casi 25 años después, con un nuevo ciclo de hambre haciéndonos teta como país (¡otra vez, y van...) es reconfortante encontrar esta publicidad intevenida en el acceso a la UNCo y ver que los discursos de rebeldía no se apagan.

Podrán cortar las flores...