Los afectos infantiles en clave de cuento
La Editorial Ruedamares, que dirige María Cristina Ramos publicó “El invitado y otros cuentos”, de Griselda Martínez. Con ilustraciones de Virginia Piñón, el libro reúne 7 cuentos entre los que sobresale el que da título a la publicación.
“El invitado” fue mi primer libro editado, hace ya varios años –comenta su autora Griselda Martínez en una entrevista para la FM 103.7–. Era un cuento largo destinado a niños y niñas, y anduvo por muchos lugares, por muchos lectores y lectoras, y con los años surgió la posibilidad de reeditarlo y hicimos crecer el libro con otros cuentos.
El invitado, ¿sufrió correcciones desde esa primera edición que fue hace 10 años?, ¿lo reelaboraste en la actualidad?
No, básicamente no. Sólo algunas cositas pero el cuento circuló así y así quedó. Ese primer cuento se basa en el vínculo de dos hermanas, lo que sucede, lo que esperan y lo que acontece como sorpresivo. Los otros cuentos también andan la temática de los vínculos afectivos familiares, del mundo de la infancia… eso me parece interesante, es algo que a mí me gusta observar porque tengo el privilegio en mi vida cotidiana y en mi vida laboral profesional de haber trabajado siempre cerca de niños, niñas y adolescentes y ver sus inquietudes, sus miradas, sus sorpresas sus enojos sus tristezas así que yo elijo esos temas, me gustan. Son los temas que explora esta antología de cuentos.
¿Cómo hacés para situarte en el mundo de las infancias? En otras palabras, ¿Cómo hacés para pensar un cuento para un público infantil?
Ay, no sé. Me maravilla y me gusta estar cerca de eso que les acontece, sin invadir. Pienso a veces que no todo el mundo tiene ese privilegio de ver que les pasa a niños y niñas; para mí lo es. Lo que me gusta de escribir es poder plasmar eso de lo que fui testigo en un relato para que no quede solo para mí. “El invitado” ya tiene más de 10 años pero se sostiene en esas emociones, en esas inquietudes tan básicas, en el buen sentido, de la experiencia humana. Esto me parece que supera cualquier frontera de tiempo.
Ahora te hago la misma pregunta pero de otra manera. El libro dice “para lectores a partir de los 8 años” ¿cómo se define un lector o el rango etario que puede acceder a un libro de cuentos?
Es todo un tema. Cuando mi madre María Cristina Ramos se lanzó a la aventura de editar libros, siempre pensó las colecciones o las ediciones dirigidas a determinado público. Este es evidentemente un libro dedicado a las niños y niñas lectores infantiles pero, sin embargo, la experiencia que tengo sobretodo con este cuento que da nombre al libro es que anduvo tanto que fascina y encanta a lectores adultos también. Y después, las docentes y los docentes, los y las bibliotecarias que tanto saben y pueden dar de leer, entienden que los lectores y las lectoras se encuentran con su material según su propia experiencia. Por eso el camino que van andando los cuentos a veces va más allá de la etapa biológica.
Aunque el libro tiene una guía de lectura que hace sugerencias para un segundo ciclo, a partir de 8 años, tenemos experiencias que van más allá de esa indicación. Los que lo lean se van a dar cuenta.
En definitiva, lo que uno quiere es que le cuenten una historia. Ahí no hay edades. ¿Qué sentimientos o temáticas plasmas en el libro?
El primer cuento trata el vínculo de las hermanas, el tema de la hermana mayor y la hermana menor, la experiencia del mundo que implica tener una hermana mayor como guía y capitán de los juegos de la infancia. Esto lo digo desde mi experiencia, yo tengo una hermana mayor que era la que se aventuraba a hacer cosas que a lo mejor yo no me animaba… pero si ella se animaba yo iba detrás. Esto lo sigo viendo, con el hermano mayor, la hermana mayor se puede ir un poco más allá, alcanzar ese estante o subirse a la pared o al árbol…
También escribo acerca de la soledad de algunos niños y niñas, del no poder decir o contar algunas cosas. Hay un cuento en el que un caballo conversa con un niño, porque son ellos los capaces de percibir estas cosas. De eso se trata, de cómo la mirada infantil todavía puede percibir y maravillarse con eso que para otros ya está vedado o resulta increíble para sus cabezas razonables.
Otro cuento, “Ana y el pez lunar”, tiene un paisaje y un río que reconocemos y queremos... bueno, yo adoro nuestro Río Limay. Ahí hablo del vínculo de una niña y su abuelo con el río como lugar de encuentro y de maravilla, porque allí hay un pez muy particular.
El libro tiene hermosas ilustraciones de Virginia Piñón, ¿te pasó de ver los cuentos ilustrados y pensar que te habías imaginado otra cosa?
No, trato de no limitarme en mi imaginario para que no me pase eso. Por eso no me meto y disfruto mucho las ilustraciones que hizo Virginia. Aunque en “El invitado” tuve que intervenir un poco porque uno de los personajes trae unos piñones y la ilustradora que es de Buenos Aires no los tenía presente, entonces tuvimos que intercambiar algunas ideas para que aparecieran los piñones, esos frutos tan nuestros, de nuestras araucarias.
El invitado y otros cuentos, Griselda Martínez, Editorial Ruedamares
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