Martín Pérez y el periodismo cultural
- layaparadiotv
- 20 jul
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Este artículo fue publicado originalmente en Va Con Firma
Finalizando el mes de julio llega al valle Martín Pérez, un verdadero referente nacional de la comunicación cultural. Brindará charlas y presentará dos de sus libros. Pudimos entrevistarlo antes de que aterrice por aquí con su gran bagaje.
Por Fernando Barraza
Martín Pérez es un hijo directo de la primavera democrática argentina, adolescente y joven durante el primer lustro de los ochenta del siglo pasado, momento en el que -tras la derrota en Malvinas- la democracia regresó a paso firme a nuestro país y con ella llegó una gran apertura cultural que terminó formando en libertad a una generación que salió a buscar con energías atómicas sus propias marcas identitarias. Martín es un miembro de esta gran
y barullera tribu que hoy es histórica.
Como buen joven nacido de aquella ebullición, Pérez fue construyendo un recorrido profesional en la comunicación cultural de manera ecléctica, atravesando los géneros artísticos y también los géneros periodísticos. Es decir: ha comunicado música, cine, literatura e historietas y lo ha hecho desde radios, diarios, revistas y -más acá en el tiempo- en diferentes formatos audiovisuales de esos que hoy pueden navegar en el mar de la virtualidad con total valentía.
Lo cierto que esta “multitaskinidad” no la ha desarrollado en cualquier lugar, sino en sitios que son de los más emblemáticos e importantes dentro del ámbito periodístico nacional: escribió en el “No” y “Página 30” de Página 12 junto a nombres legendarios como Alfredo Rosso o Pipo Lernoud, también escribió en la hoy de culto ”La Maga”, en la “Inrockuptibles” y fue uno de los fundadores de “La Mano”, la última gran revista cultural/rock en papel de Argentina. Pasó por Rolling Stone, tiró algunas magias en proyectos sesudos como “TXT” y actualmente es uno de los editores en “Radar”, el suplemento cultural del diario Página/12, junto a Claudio Zeiger y Mariana Enríquez
Y esto es solo lo que Martín ha escrito y escribe. Si mencionamos la radio, también hay que ubicar a Pérez en sitios completamente señeros. Al aire su primer trabajo fue como guionista y luego productor de “Piso 93”, uno de los programas más recordados de la Rock & Pop de los primeros noventas, pues era el faro de las trasnoches de los martes, madrugadas de miércoles, en una época histórica desangelada pero cargada de rebelión desde lo socio cultural. Luego fue redactor creativo en Radio Mitre y FM 100. Formó parte del programa El Puticlub (FM La Rocka). Condujo "Lo que más me gusta hacer" (Supernova) y fue columnista de Luis Majul, Mario Wainfeld y en "Diario del futuro" (Nacional Rock). Actualmente mantiene activo su programa online "Música Cretina", que salió al aire por FM La Tribu, Supernova y FM Radio Universidad de La Plata y sigue saliendo por Radio Rueda. Su último trabajo en radio fue como columnista en el programa "Palermo Wuhan" (El Destape Radio), conducido por Nicolás Lantos.
Como escritor de libros también hay que sumarle una sólido camino de buenos momentos porque desde 1992 ha participado en libros corales como "Los Redondos", uno de los primeros libros colectivos sobre la banda. También en "Las mejores entrevistas de Rolling Stone" (2006), donde están sus entrevistas con los Cadillacs y Divididos. Ha escrito sobre lo audiovisual en nuestro país en el volumen "Cine argentino 99/08" (2008) y compiló en "The Calamaro Files: 25 años escribiendo sobre Andrés" (2022) todo lo que ha escrito sobre Calamaro a lo largo de las décadas.
Finalmente, como autor literario, publicó sus primeros escritos para radio en el libro "La vida es otra cosa: los poemas de Piso 93" (2016) y el poemario "Vidas pasadas" (2017), ilustrado por Juan Soto. Junto a Soto editó también el cuento infantil ilustrado "Caminando en la Luna" (2021), y con el dibujante e historietista Liniers compiló la antología de nueva historieta argentina "Dis-Tinta" (2017). Y su última publicación: "Quiero verte otra vez" (Mansalva, 2024).
Lo cierto es que el próximo lunes 28 de julio a las 19 Martín dará una charla abierta sobre periodismo cultural en Cipolletti llamada "Un radar en el piso 93", donde intentará atravesar todo este recorrido. Y al día siguiente, también desde las 19 participará del ciclo literario “Un cuerpo habitado” presentando dos de sus libros más recientes: "Quiero verte otra vez" (Mansalva, 2024) y "La vida es otra cosa: los poemas de Piso 93" (Tren en movimiento, 2025) . Todo esto sucederá en La Casa de la Bodega, Tres Arroyos 375, Cipolletti. Son actividades gratuitas que serán moderadas por nuestro colega y amigo Ariel Martínez.
Antes de su arribo a la región VCF conversó con Martín e intentamos hablar sobre un montón de temas que construyeron su particular y sólida manera de comunicar la cultura

La hiperespecificidad en los canales de comunicación actuales ha logrado que existan cronistas y reseñadores de (doy un ejemplo por dar) historietas coreanas de los 60's, personas que sólo hablan sobre un tema y no de otra cosa. Eso se ha convertido en un estandar de comunicación y todos esos nichos específicos el algoritmo los va acomodando como para que cada usuario se sienta cómodo e informado con los comunicadores hiper especializados. Ahora, un animal como vos, que le podía entrar tanto a la literatura, como a la música, como al cine ¿Dónde queda en un escenario actual así planteado?
Yo siempre digo que si hoy fuese un adolescente buscando que hacer con mi vida, no elegiría lo que hoy se entiende como periodismo. porque no me gustan ni me atraen las tensiones detrás del periodismo digital, o sus necesidades, y especialmente que tanto la nota como obviamente la escritura sean lo menos importante del combo. Cuando estaba empezando, o antes de que empezase todo, lo que yo quería era formar parte de eso que me encantaba, que era el papel, el periodismo gráfico. quería estar en las revistas que leía o me pasaban cerca, quería hacer eso, y con el tiempo fui entendiendo qué era y le pude poner nombre. Obvio, a eso hay que sumarle que siempre me gusto leer y ambicionaba escribir, y el camino que fui encontrando para vivir de hacer lo que me gustaba, o eso que creía que me gustaba, fue ingresar a los medios. Lo de los intereses varios supongo que se lo debo a mis viejos, que tenían “El túnel” de Sábato en su biblioteca al lado de Peanuts o Mafalda, a la cultura rock, que en la epoca en que yo crecí armaba un mapa paralelo de la cultura como para ir y perderse y volver con algo que te hiciera sentir vivo y que se yo que más. Y si bien alguien me dijo que saber un poco de todo era como no saber nada, tener esa amplitud de intereses siempre me sirvió para encontrar como entrar a donde quisiese entrar, y como buen jugador de equipo me predispuso a hacer en cada lugar que estuve lo que a nadie le interesaba o que todos dejasen libre, asi que supongo que ahí estaría hoy en día, sobreviviendo. Saber un poco de todo te hace ser eso, un sobreviviente. y como siempre me gusta decir: así como uno es tan joven como elástica tiene la columna, estás tan vivo como curiosos sean tus intereses, y dispuesto estés a aprender cosas nuevas.
En una entrevista que te hicieron en la Radio Pública de La Plata dijiste que pasar al otro lado del micrófono o ser parte de una redacción en los 90's no era tan difícil, que era solo “demostrar que podías hacerlo y sostenerlo” ¿Te parece que sigue siendo así, qué cosas han cambiado en el metié de empezar a laburar en medios, como lo ves desde la experiencia como armador y coordinador con oficio?
La frase completa es que se pasaba rápido de uno al otro lado del parlante, si demostrabas que podías hacer algo sin romper nada, y estabas dispuesto a trabajar gratis. y supongo que eso sigue siendo realidad, y más con la profusión de medios y lugares donde hacer cosas que hay hoy en dia... ¡y el poco dinero que hay involucrado!
¡Fuiste uno de los primeros avatares de la cultura (al menos la cultura rock) de Argentina! Fuiste “El Gavilán Pollero” de Radio Bangkok, alto alter ego, pero renunciaste al toque a eso -que hoy es algo re marketinero, eh- para ser simplemente Martín Pérez ¿Volverías con un alter ego que te permita hacer lo que mucha gente hoy hace: que el personaje quede separado de la persona?
Es que no fui ningún avatar, participé como oyente de un programa que cambió una época: “Radio Bangkok” y haber estado ahí me hizo conocido y me abrió puertas dentro del medio. Pero yo quería ser periodista y nunca quise ser un personaje, así que no me costo nada ser simplemente Martin Perez.
En la misma nota a la radio platense decís que la apertura hacia tu formación cultural arrancaba de textos (los de Gloria Guerrero en la Humor, por ejemplo) que eso te llevaba a una segunda instancia, que era buscar eso que se citaba en los textos pero ahora en la radio (9 PM, o los programas de Mancuso) y después se completaba con lo que ibas eligiendo ya como “tu” música ¿Cómo ves que se van construyendo esos caminos ahora, que existe una inmediatez informativa como la que tenemos? ¿Existirá la misma pasión exploratoria que había antes o -generalizando un poco- todo sucede de otra forma?
Supongo que la pasión existe y sigue existiendo, y hoy el recorrido hacia la información a veces es más directo y más rápido, aunque en otros casos es aun más complicado todavía, porque lo que no está en las redes se va perdiendo y va siendo mas difícil de encontrar con el paso del tiempo. También me doy cuenta -porque me pasa- es que la sobreabundancia de estímulos hace que se haga más difícil quedarte un tiempo en algún lado, y eso es algo indispensable para dejar de ser turista, entender donde estás, y saber como compartirlo.
Antes -sin tanta posibilidad de cotejar la respuesta inmediata de la audiencia- los comunicadores y comunicadoras le hablábamos o le escribíamos a un grueso de gente, convencidos de que había una capacidad de comprensión generalizada en quienes nos escuchaban/leían, algo que tenía más que ver con la sintonía que con el “tratar de convencer”. Hoy hay una necesidad más dura en esto de tratar de “tener la razón” (cierta cultura del “lo domó” que de a poco se va haciendo regla) ¿Vos a quien le hablas o escribís hoy por hoy, pensás en eso, en cómo son quienes te reciben? ¿Pensás también en que tenés que convencer con lo que decís?
Cuando trabajé de crítico de cine, a los colegas que nunca respeté fueron a los que cuando salían de ver una privada siempre esperaban saber para dónde soplaba el viento antes de emitir una opinión. O sea: hay que apasionarse por algo, pero más que para tener la razón, para comunicarse, para tratar de entender que te pasó con eso y poder compartirlo. Al menos es lo que yo trato de hacer, y después de años he aprendido a confiar en mis instintos, que es lo más importante para un periodista cultural: estar atento a lo que te pasa con las cosas, y aprender a compartirlo y comunicarlo. Pero aun hoy creo más en las preguntas que en las respuestas, y sigo persiguiendo el segundo pensamiento sobre las cosas, que siempre es el mejor. Desconfío de quienes quieren sumarse a cada discusión, a quienes quieren tener una opinión de cada cosa. Yo prefiero escuchar, y escaparle al conventillo. Creo en los mundos privados, me dan curiosidad las agendas propias, y prefiero siempre trabajar en los límites del mapa, para ampliarlo, que quedarme dando vuelta por el centro.

Con una frasecita corta sobre cada uno -casi publicitaramente- nos gustaría que valores los hitos en los medios, de esos que con tu colaboración vos ayudaste a crear y ser. De los viejos: Piso 93 o el No de Página 12; de los intermedios recuerdo, Radar, La Tribu, o La Mano. Y si existieran otros que no nombramos, o más nuevos, por favor incluilos y contanos: ¿en qué pensás que fueron importantes y qué queda de ellos?
Uf... qué decirte... El piso 93 fue un programa importante, el primer programa de culto de la generación Rock & Pop, el lugar donde aprendí todo y que me abrió todas las puertas. También fue una condena, porque es difícil poder hacer algo nuevo cuando sentís que estuviste en un programa perfecto. El suplemento “No” fue donde me hice periodista de rock. Ahí y en la revista “Rock & Pop” que dirigía Sergio Marchi, en su última época. Fueron los medios en los que aprendí a ser periodista gráfico, los primeros donde me gané un lugar fijo, y donde aprendí el oficio. En el “No” y en la “Rock & Pop” cometí todos los errores y también fui descubriendo lo que mejor hacía, y me medí para ver si daba la talla. El “No” creo que fue importante porque ocupó el lugar que el “Sí” - por dedicarse a ser programático- dejó de hacer. La Tribu hoy es sinónimo de radio alternativa, y es un medio del que se habla más de lo que realmente se escucha. Yo empecé en La Tribu al mismo tiempo que empecé a trabajar en Radio Mitre, un laburo al que accedí por lo que había demostrado que sabía hacer, escribir para radio, en “Piso 93”. Radio Mitre fue mi primer sueldo fijo, y mi laburo ahí se complementó con lo que hacía en La Tribu. O sea que tuve la mejor escuela. lo que siempre me sorprendió es que La Tribu empezó siendo la radio de los estudiantes de comunicación, pero realmente encontró su lugar cuando supo cómo convertirse en la radio de su barrio, solo así pudo sobrevivir. Y “La Mano” fue mi revista, donde aprendi a ser lo que soy hoy, editor de un medio cultural. Nos gustaba decir que la mano fue la ultima oportunidad para la palabra impresa, y fuimos ciertamente los últimos en una larga tradición local de revistas de rock, o de cultura rock. Mucho de lo que hicimos se continuó en “Orsai”, pero ya sin el rock. Así que no fuimos la última revista, pero supongo que sí de rock, porque lo que vino después ya fue online. Lo he dicho mas de una vez, pero acá voy de nuevo: para mí “La Mano” fue una forma de devolver lo que recibí, porque yo me crié leyendo revistas de rock, fueron mi ruta de acceso al mundo en el que viví todo este tiempo. Y al poner una revista “La Mano” en el quiosco espero haber hecho lo mismo para quienes hayan venido despues, con “La Mano” una nueva generación tuvo una revista donde buscar lo que yo busqué.
Por último que nos des un pantallazo, a lo vendedor del tren, de “Quiero Verte Otra Vez” y “La Vida Es Otra Cosa”
“La vida es otra cosa” es mi primer libro, que reúne los poemas y textos que escribí para “Piso 93”, que fue mi primer trabajo en los medios. Como también cuento la historia del programa, es también un libro de micro historia de los medios, y cuando lo edité tenía en mente rescatar del olvido la historia del piso, porque por entonces había salido un libro sobre la Rock & Pop, escrito por periodistas que no habían vivido aquella época, y no nos mencionaron ni una sola vez. Así que armé el libro para que el piso exista, para testimoniar una época. Y también porque esos textos añejados durante tanto tiempo demostraron seguir funcionando y seguir conectando con los lectores. Fueron hechos, después de todo, para ser leídos al aire, y aprendí a confiar en que siguen teniendo algo de aquella magia radial. La edición que llevo para presentar allá es una reedición, con algunos bonus y agregados, como las notas que escribieron tanto Mariana Enríquez como Marcelo Figueras sobre el programa -los dos eran oyentes- y también Pedro Saborido, que era compañero mío en Radio Mitre por entonces, y aportó mas de un texto al piso. Y así como el libro de piso reúne los textos que escribí para mi primer trabajo.
“Quiero verte otra vez” es un libro que reúne lo más actual entre lo que hago, es una antología de mi trabajo como columnista, algo que empecé a hacer primero para las redes, luego para un diario uruguayo llamado La Diaria y finalmente en Pagina12. Son cosas que arranqué escribiendo para “Música Cretina”, que es un no-programa de música que tengo online hace años, y esa forma de escribir, ese tono y esa voz encontraron un lugar también en los medios en los que trabajo. son esos textos sobre mis intereses y mis recuerdos, despidiendo a los que se fueron y también celebrando descubrimientos, los que se reúnen en el libro que salió hace casi exactamente un año gracias al interés de Mansalva, y que aun considero como una novedad.








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