Soriano y el peral.
Un peral para el olvido
Ha llegado el dorado funeral del otoño, y el peral está todavía verde, en pie y más presente que Osvaldo Soriano.
“Nadie lo lee ya”, dicen espantados los pocos cronistas literarios que quedan en pie, como el peral de la calle Mengele, en cuyas ramas aquel adolescente inquieto, futbolista y amante de las motos, apoyara el trasero que después recorrería el mundo.
Soriano, periodista y escritor por añadidura, fue el escritor argentino que más libros vendió en las décadas de los 80 y 90 del siglo pasado. Ya entrado este siglo, ocurrió una lenta desaparición de ese narrador cabal, junto, tal vez, a la literatura toda, suplantada por folletines románticos, pesados y de escaso talento.
Soriano, para bien y mal de su nombre, quedó entrampado en los engaños de la política nacional, relacionado con aquel título, No Habrá Más Penas ni Olvidos, en el que algunos leyeron una despiadada descripción crítica de las contradicciones peronistas, y, otros, una exaltación del movimiento presuntamente más popular de la historia argentina.
El siglo XXI hizo trizas cualquier intento literario de narración de la realidad política argentina, y allí quedó, desmenuzado entre esos jirones, el fenómeno best seller que fue Soriano.
No se consiguen sus obras en las librerías. Los editores no piensan, al menos por ahora, en reeditarlas.
Aquí, en Cipolletti, junto a la casa en las que pasó esos dorados años de adolescencia, el peral resiste, al lado de un triste y descascarado recordatorio.
El peral no tiene penas, aunque carga con mucho olvido.
Rubén Boggi #peralparaolvido #escribirescultura #layapaweb #osvaldosoriano
