Sandra Román, la pastelera de la Patagonia que se reinventó.
Sandra Román llegó hace muchos años a Neuquén con una niña pequeña, su hija Alejandra buscando un lugar, tal vez "su lugar "en el mundo. Pero como el mundo es redondo, Sandra con su talento y capacidad de trabajo, comenzó a rodar con cacerolas y batidoras en manos sorprendiéndonos con sabores exquisitos.
Recuerdo una Pasta Frola, inaugurando una mateada en casa y chupándonos los dedos por tanta dulzura. Pero, como les decía, en este mundo redondo Sandra un día estaba en una cocina allá y otra más acá y así, hasta lograr su propio emprendimiento. Repartía su tiempo entre la escuela (es maestra jardinera) y sus masas, juntaba cada pedacito de buena voluntad mezclándola con esfuerzo y agregándole sueños.
Pasaron los días, los años y la vida, la misma que le tenía reservado el desafío más grande: levantarse después de la caída.
Como una receta cargada de sabiduría y experiencia, salió el plato más logrado: su hija se recibió de traductora de inglés en Buenos Aires y ella rearmó su historia entre Comodoro y Neuquén.
Hoy Sandra aparece en una nota en La Nación que La Yapa comparte, porque (después de todo) ¿qué es una receta de cocina sino la vida misma?: saber mezclar los ingredientes con imaginación y esfuerzo y esperar al lado del horno, el milagro: continuar, seguir, andar, recorrer el mundo , porque efectivamente: es redondo.
Lea aqui la nota de Rodolfo Reich
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