Vencedores vencidos

Por Hilda López

No seré yo quien pueda hacer un análisis del fenómeno musical y cultural de los Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. El tiempo vivido en mi juventud fue atravesado por otros sonidos, otras letras de canciones que, fáciles de digerir, ponían un dique a las rebeldías propias de la edad. El amor tenía sus autores, la esperanza no era una ilusión, los sueños estaban más cerca de ser cumplidos, el lenguaje se embretaba con palabras amables, y cuando sugería “algo” distinto (¿) hacía sonar el silbato del peligro acechando.

Hoy el mundo (siempre exagerando yo) sabe quién es el Indio Solari, quién es Skay, porqué se llamaron “Los redonditos de ricota”, a los que llegué para anoticiarme a través de la Revista Crisis donde Gloria hablaba de ellos como anunciando un sunami, apenas aparecieron.

Hoy, el mundo (más exagerada aún) sabe que la canción que escribieran los nombrados juntos se llama “Vencedores vencidos”, que fue publicada en el disco “Un baión para el ojo idiota” del año 1988 y que dice muchas cosas que están explícitas y entre líneas, para meterle en la cabeza a los escuchas, un par de verdades comprobadas a la luz de la historia del país.

Está ahí, en esos versos, una de las razones por las cuales hoy Lali es Lali para millones de pibes y no tan pibes, que la elevaron al podio de los elegidos. Ella tiene 33 años, y desde muy pequeña se las arregló para destacarse cantando, bailando y actuando frente a las cámaras y convertirse en una artista. ¿Artista?, si, artista, la que transforma con solo aparecer y moverse: aplausos en rugidos, cantos en fiesta, adhesiones sin caretas.

Ella cantó ante miles de personas en el Estadio Vélez de Buenos Aires, aquí en la Argentina de hoy tan vapuleada y contradictoria: “Vencedores vencidos”, la ricotera manera de decir lo que repite a diario con un gesto, con un guiño, con una mirada. Buscó y encontró la medida justa para estos tiempos de vencedores y vencidos, sabía que el Indio no le podía fallar y que su filosofía (a veces tan descarnada) le daba la mano que la completaba para entregarse altiva ante su público. Cantaron todos los presentes y los que estaban frente a las pantallas en sus casas, con sus celulares, encendiendo estrellas. Lali se somete al juicio de la historia en el mundo musical que suele ser cruel con los que logran destacarse, tener éxito, seguidores, adoradores.

Vaya a saber que dirán de este riesgo que corrió convencida que, en definitiva, el arte siempre camina por la orilla del abismo.

“Vencedores Vencidos”, tiene casi cuatro décadas desde su aparición. Lali no había nacido aún y se animó a cantarla como lo hizo. Creo que viene bien otro aplauso o muchos más.

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