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Grandes pelis en el Día del Cine Argentino

Hoy es el Día del Cine Argentino y aquí estamos: con un historial fílmico reconocido en todo el mundo; con una generación activa de hacedoras y hacedores del cine que la rompen en cuanto festival nos reciba; con un semillero joven espectacular y prometedor... y con un gobierno que quiere tirar por la borda todo lo construido y destruir los canales de producción de uno de nuestros motores culturales más poderosos.


¿Su argumentación?: ajuste del gasto del estado.


¿Sirve este argumento para un ente autárquico que genera sus propios recursos como el Instituto de Cine y Artes Audiovisuales? No. Pero pareciera que esto no importa.


Por eso hoy compartamos en La Yapa pelis argentinas que nos fascinaron y nos contruyeron como personas. También hablemos sobre estas cosas con nuestras familias y amigos. Y cada vez que haya que salir públicamente a defender a nuestro cine y a las personas que lo hacen, no seamos perezosos y perezosas: ¡vamos en esa y activemos!


Película Número 1: “El Ángel Desnudo” de Carlos Hugo Christensen (1946)



Carlos Christensen fue uno de los pioneros en el arte del vivir de y para la cinematografía en Argentina. Desde que terminó el secundario formó parte del equipo técnico y creativo de “Lumiton”, una de las grandes productoras de la era de oro del cine nacional.


En 1946 utiliza gran parte del año para darle forma a “El ángel desnudo”, que es su propia adaptación cinematográfica de la novela “La Señorita Elsa” que el escritor austríaco Arthur Schnitzler había escrito 20 años antes. El libro era un éxito. La película también lo fue.


Apoyado en las actuaciones implacables de Olga Zubarry, Guillermo Battaglia y Carlos Cores, el joven Christensen logra transmitir el espíritu de la novela a la perfección sin esquivarle el cuerpo a sus tópicos constitutivos.


Contando la historia de un millonario venido a menos por deudas de juego que quiere salir del apremio dejando que otro amigo millonario pinte un retrato de una mujer desnuda, usando como modelo a su hija de 16 años, tanto escritor como cineasta dan cuenta lo jodida que pueden ser esas convenciones burguesas en las que se vocifera mucho sobre familia y honor cuando el jaque mate del fin de los ahorros materiales entre en juego. Críticas a la exacerbación machista de la virginidad y a esa forma de prostitución naturalizada que era el matrimonio de mujeres menores de una familia arreglado bajo razones económicas, sobrevuelan el film con elegancia y efectividad. La mirás hoy y aun te deja pensando un rato bien pero bien largo. Peliculón.






Película Número 2: “Tire Dié” de Fernando Birri (1960)



Fernando Birri fue un santafesino hermoso, uno de los pioneros del cine social en Argentina y Latinoamérica toda. En 1950, cuando tenía solo 24 años se mudó un tiempo a Roma para estudiar en el “Centro Sperimentale di Cinematografía” y de allí volvió con el espíritu y el intelecto a punto caramelo para empezar a trabajar un cine que no fuera solamente el del entretenimiento.


En 1956 comenzó a filmar en ranchadas del conurbano santafesino, plantando la cámara allí donde los niños de los barrios carenciados se arrimaban al tren interurbano para pedr a los gritos que les tiraran monedas para llevar a sus casas. La sinopsis oficial del film lo explica muy bien. Anoten:


“El documental se desarrolla alrededor de un conjunto particular de niños pobres que todos los días persiguen un tren suplicando para céntimos. El título, Tire dié es un homónimo de la frase tire diez ("tire diez centavos"). Los niños persíguen el tren lento todos los días y corren a lo largo para pedir monedas de los pasajeros que se asoman por curiosidad. En la película, los niños dicen que cuando saben que un tren viene de Buenos Aires, se atreven a gritar tire cincuenta”


En 1960 Birri estrena su documental bajo el rótulo de “Película de Encuesta”, tiñiendo al film de un término publicitario que dejó a la audiencia y a la crítica pensando por mucho tiempo...






Película Número 3: “Las Furias” de Vlasta Lah (1960)



Esta es una joya por donde se la mire. Lo primero que hay que decir es que es la primera película sonora dirigida por una mujer en la historia del cine argentino y latinoamericano. Con eso ya arrancamos picando en punta. Luego está esto de que la historia que contó Vlasta fue un verdadero misil a la moral pregnante de su época.


Basándose en una obra de teatro de Enriquez Suárez de Deza, Lah puso en foco a cinco mujeres en apariencia “normales y de bien” que se recontra pudren de su situación de destrato y maltrato por parte del hombre que las une (ellas son madre, hija, hermana, esposa y amante) y se van a vivir en una casa que apenas pueden mantener (la mujer no laburaba en los 50's) y empiezan a urdir un plan para matar al kía en cuestión.


Imaginate el kilombo que armó...


Mecha Ortiz, Olga Zubarry, Aída Luz, Alba Mujica y Elsa Daniel no es que “están muy bien en sus papeles”... LA ROMPEN TODA!


Si querés entender cual es la secuencia que nos trajo hasta las emancipaciones actuales de los feminismos -tan criticados por quienes tienen miedo a la libertad y la igualdad, pero dicen lo contrario- ¡sentate y vela!







Película Número 4: “Este es el romance del Aniceto y la Francisca, de cómo quedó trunco, comenzó la tristeza y unas pocas cosas más…” de Leonardo Favio (1967)



Segunda película de una trilogía impecable del maestro Favio que arranca con “Crónica de un niño solo” y termina con la intimista “El Dependiente”.


Millones de cosas se han dicho sobre esta obra maestra del cine. Sin ir tan lejos, hace un rato nomás, una de mis amistades más cinéfilas soltó un alegre y elogioso: “Passolini podría haberse sentido orgulloso de este film”, y la verdad es que tiene toda la razón del mundo.


En una historia pequeña -Favio se inspira en un cuento de su hermano mayor, Jorge Zuahir Jury- Leonardo nos cuenta la historia de un criador de gallos, el Aniceto, que divide su deseo de amor de pareja entre “su santita”, la Francisca, y “su putita”, la Lucía.


Aquí no importa el tamaño de la historia que se cuenta, sino el signo que transporta. Y ese signo es universal.


Con belleza superlativa, con las actuaciones excelentes de Federico Luppi, Elsa Daniel y María Vaner y con una musicalización hermosísima de Los Wawancó, Favio logra una de sus películas más potentes y una de las mejores películas del cine argentino.


La reinvención que el mismo Leonardo hizo en 2008 también es un caño.


Tiene razón mi amiga con lo de Passolini, y no solo eso: si Favio no hubiera sido un director de cine “periférico” esta peli hoy estaría en muchas listas de mejores películas de todos los tiempos.







Película Número 5: “El Poder De Las Tinieblas” de Mario Sabato (1979)



Apoyada en la frase más sentenciante que se le adjudica a Jesucristo en el evangelio según Lucas, esa misma frase que Charly García y Pedro Aznar toman para “30 Denarios”, el hijo de Ernesto Sábato despliega una de las mejores películas de terror del cine argentino y de terror psicológico antes de que el subgénero fuera tendencia en el mundo. Tanto así que fue nominada como Mejor Film en el Festival Internacional de Cine Fantástico de Portugal, Fantasporto, que era el más grosso en cine de género por aquel entonces.


“El poder de las tinieblas” está basada en el espeluznante capítulo “Informe sobre ciegos” de la novela de Ernesto Sabato “Sobre héroes y tumbas” y cuenta la historia de un hombre “común y corriente” (Sergio Renán) que descubrió un complot mundial de los ciegos contra las personas videntes. Nadie le cree. No puede comprobarlo con datos precisos. Por eso va hacia la revelación, pero a la vez huye de ella. Un espanto psicológico que solo un espíritu existencialista como el de Sábato podía escribir.


La película es una belleza oscura, como cuando un barquito de papel flota en la alcantarilla de una calle ultra urbana y poco concurrida a medianoche.


Junto a otra de sus películas (“Y que patatín... y que patatán” de 1971) este film demuestra el gran potencial narrador de Sábato hijo como cineasta oscuro y filoso, pero lamentablemente él escogió otra veta de trabajo y dirigió muchísimas de las porquerías pasatistas que el gobierno militar de los setenta fnanciaban para que el gran público argentino viva en una nube de pedos. A toda la saga de “Tiburón Delfín y Mojarrita” súmenle una de las peores y más crueles películas de propaganda dictatorial de todos los tiempos: “La Fiesta de Todos”, el documental sobre el Mundial 78 que -valiéndose de la copa del mundo- intentaba decir de una manera burda y alienante que los argentinos éramos derechos y humanos, y que nada de lo que se denunciaba internacionalmente sobre violaciones a los derechos humanos era cierto. Un espanto.


Por fuera de toda esa porquería fílmica, si pueden vean “Y que patatín...y que patatán” y sobre todo éste film que entra en el podio de obras maestras del cine de terror argentino.



Bueno queridas y queridos lectores, llegamos hasta aquí: hasta la década del 70 del siglo pasado. Nos falta aun repasar cinco títulos m´s para dar cuenta de los recientes 50 años de historia de nuestro cine. Que nadie se desespere:este fin de semana compartiremos en un nuevo artículo de La Yapa esos títulos. Estate atento, estate atenta.


Y mientras tanto, hacé los deberes y andá mirando estas cinco pelis, o al menos las que no viste aún.


De paso decinos: ¿a vos qué películas del cine argentino te gustaron mucho, pero mucho?


Te leemos en comentarios, contanos ¡dale!


Aguante el Cine Argentino

Aguante todo

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