Jesus: pobre y laburante
Ayer 11 de mayo se cumplieron 50 años del asesinato del sacerdote villero Carlos Mugica, un emblema de la llamada Teología de la Liberación, quizás el último movimiento fuerte nacido dentro del seno del cristianismo.
Lo que pocos saben es que ese mismo año en el que murió asesinado, Mugica había escrito los textos de una cantanta que musicalizó Roberto Lar, fundador del Grupo Vocal Argentino, el mismo que años antes había compuesto la música para el film "La Hora de los Hornos" de Pino Solanas y Octavio Getino.
La obra de Mugica y Lar se llamó "Misa para el tercer mundo" y nunca se pudo editar, porque cuatro meses después del asesinato del cura villero, el 23 de septiembre del '74, miembros de la Triple A, que eran agentes de la Policía Federal Argentina, entraron a pedido de López Rega en las oficinas de RCA Argentina y destruyeron el master y 50 mil copias del disco que se aprontaba a salir a la venta esa misma semana. Otros tres patrulleros fueron hasta el Salón de conciertos del Instituto de Cultura Religiosa de la calle Rodriguez Peña de la ciudad de Buenos Aires y desalojaron por la fuerza a público y músicos cuando solo faltaban minutos para efectuarse la primera presentación de la cantata en vivo.
La obra era considerada uno de los grandes peligros latentes y aquellos que intentaban destruirla para siempre fueron los mismos que siguieron actuando luego como grupos de tarea que quemaron libros y discos durante la dictadura que sobrevendría solo un año y medio más tarde.
Hoy, medio siglo después, queda claro que el amor, el fin de las diferencias sociales piramidales, la anulación de la explotación del hombre por el hombre y la acción para la finalización de un mundo plagado de pobres eran el nudo de aquella obra, que nada de "peligroso" había en aquellas canciones más que sus ideas. Si se la repasa minuciosamente, allí se encontrará su sustento. En su momento más saliente, durante el movimiento "Gloria", hay versos de Mugica que dan cuenta de esto que intentamos contar:
Gloria a Dios que es el amor
y en la tierra paz a los hombres
que luchan por la justicia.
Te alabamos,
porque luchamos para que nuestros niños
hambrientos coman.
Te glorificamos,
porque queremos destruir ya
los instrumentos de tortura.
Te damos gracias,
porque hay hombres que dan su vida
en la revolución.
Te damos gracias Señor,
porque no sos un Dios espectador,
sino un Dios hecho hombre
que padece el padecimiento de los hombres.
Te damos gracias Señor,
Tú que nos arrancas del egoísmo
impulsándonos a luchar contra la explotación,
ten piedad de nosotros
Demás está decir que la bestialidad perpetrada por la Triple A, en 1974 con su sueño de aniquilación toal, resultó infertil. El disco resurgió desde el abismo y la oscuridad en dos oportunidades.
La primera ocasión fue a través del mar de la virtualidad, ya que a principios de este siglo 21 alguien digitalizó uno de los tres vinilos que no se alcanzaron a destruir y lo subió a Internet. Hay varias páginas y blogs como Voces de la Patria que aun hoy lo tienen disponible para su descarga en mp3 de excelente definición y en los últimos cinco años algunos canales de YouTube lo han subido con una calidad que, si bien no es la mejor, permite aproximarse al tamaño grandioso de la obra
El segundo resurgimiento fue en 2016, cuando se efectuó una regrabación hecha por el grupo Quinto de Cantares que es una belleza y que fue editada en CD y en redes de manera independiente. Esta versión posee arreglos de Oscar Escalada y es realmente preciosa:
Así, 50 años después del intento brutal de silenciamiento de una expresión artística como la de esta cantata, los textos de Mugica y la música de Lar vuelven desde el pasado para interpelarnos hoy, en días en los que los totalitarismos doctrinarios se disfrazan de "libertades" y por la vía del odio intentan desdecir o directamente silenciar todo lo que no les complazca.
Buenos tiempos estos para sentarse tranquis y escuchar esta obraza de la música latinoamericana parida por aquel cura villero que dio su vida en las calles de la villa.
La destrucción por la destrucción misma yno otra cosa, deberían los destructores saber que con eso no basta. Hoy estamos presenciando la destrucción de los movimientos sociales, entre otras cosas, todo vaciado de sentido.