Me voy a Paris, pero vuelvo.
Recuerdo los sueños y las ganas. ¿Cuántos de ellos fueron parte de la historia de mi vida?, muchos, muchos. ¿Qué querés ser cuando seas grande?, la pregunta de rigor.
Yo quería ser maestra, imaginaba un espacio lleno de chicos y yo enseñándoles a ellos con caritas ávidas, atentas. Luego, ya más grande, soñé con otras cosas y otros personajes y también con viajes.
París era una de mis metas: la torre más famosa del mundo se encendía en mi imaginación y la disfrutaba tomando un helado a sus pies. Eiffel, un nombre para no olvidar. Luego, con los años, y ante la imposibilidad de llegar hasta allí, me interesaron seres de esas latitudes, ¡los artistas!, y entonces todos los artistas tenían que ser franceses hasta que caí en la cuenta que los hay en todos los rincones del planeta.
Fiel a mis sueños, me quedo ahora en Francia para mirar y recrearme con la vida de Edgar Degas, el gran pintor francés.
Leo su biografía y entre lo interesante y atractiva de ella, resalta su antisemitismo que provoca un singular sabor a rechazo. Quedan muchas preguntas sobre el particular, ¿es el hombre?, ¿es el artista?, y otra vez la respuesta: ¿quien primero?, ¿es único?
Degas había nacido en el año 1834, integrante de una familia de 5 hermanos, quedan al comando del padre que enviuda cuando eran todos pequeños y jóvenes.
Estudia Derecho por imposición de su padre, pero su tendencia al arte despierta en él su verdadera vocación. Sus dibujos y pinturas en sus comienzos, no tuvieron la recepción esperada por él, quien era considerado dentro del movimiento impresionista aunque él, rechazando esta categoría, se ubicaba dentro del realismo. Jean Auguste Dominique Ingres, a quien admiraba, influyó en su formación a partir de sus consejos:
"Dibuje líneas y más líneas, joven, tomadas de la realidad y de la memoria, así se convertirá en un buen artista".
Degas comienza a trabajar sobre varias de sus pinturas de historia: "Alejandro y Bucéfalo" y "La hija de Jephthah" ; "Semíramis construyendo Babilonia" ; y "Jóvenes espartanos". Se produce para entonces cambios en su obra: pinta caballos, bailarinas, todo aquello que indica movimiento y hasta llega a estudiar fotografía, convirtiéndose en un buen captador de la imagen real. Pero su particular personalidad lo alejaba de las reuniones, de los halagos y sumado a las dificultades en la vista , lo convirtió en una persona solitaria.
Degas fue un conservador antisemita. Rechazaba a los judíos y fue uno de los motivos que lo alejaron del grupo al que perteneció en el año 1870, llamado de los Impresionistas, con quienes discutía sobre su particular mirada política. Admiraba a El Greco, Monet, Cézanne, Gauguin e incluso Vincent van Gogh, adquiriendo algunas de sus obras para su colección privada.
Degas fue fundamentalmente un retratista, los detalles en sus obras hicieron dudar a muchos de sus seguidores , sobre las dificultades en su vista, preguntándose si era factible estar en cada uno de ellos con un problema de visión. Su obra se destaca por su realismo, captando escenas de ensayos de bailarinas, gente caminando por las calles, conversando en bares, mujeres lavanderas, modistas, carrera de caballos, (precedidas por su estudio sobre la postura del jinete, el movimiento del animal en su andar).
Su obra se hacía en lugares cerrados, apelando a la memoria de lo que dejaba en la tela con precisión. El crítico de arte Andrew Forge, dijo sobre la obra de Degas: "sus obras son bien preparadas, calculadas, practicadas, y desarrolladas en etapas, compuestas de partes".
Edgar Degas, transcurre los últimos dias de su vida en la soledad, paseando por las calles de París hasta su fallecimiento en el año 1917.
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