Mirtha Legrand, y van...
- layaparadiotv
- 31 ago
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Por Hilda López
Anoche me propuse mirar y escuchar el programa de Mirtha Legrand. Muchas veces opinamos sobre situaciones no vividas, personas desconocidas o personajes que son eso: personajes. La señora tiene una historia que, a la vista, la hace una figura apropiada por muchos argentos. La miran, la muestran, la aplauden.
Mirtha Legrand es una fiel representante de todas las épocas de la Argentina que yo recuerdo. Cada aparición en la pantalla de la TV, y otros medios, fue siempre para hablar de ella y de quienes la rodean amorosamente. Nunca señaló a un enemigo común: los hacedores de tantos daños que hicieron en el país, desde gobiernos a personas pertenecientes a esos bolsones de acomodados al sistema a cualquier precio.
Los justificó, los apañó, los perdonó, los olvidó y , por sobre ellos, salió impoluta elevándose en el podio de los elegidos.
La producción que acompañó y lo sigue haciendo, armó un programa a su medida: gente bien vestida, bien hablada, correcta, discreta en sus opiniones y cuando salta una chispa que pone en peligro la armonía de la cena, Mirtha sabe saltar la valla y seguir el camino fácil: comentarios variados desde el salmón a la crema hasta el sofisticado postre de difícil nombre. Todo a su medida.
La Señora es tan ducha frente a la pantalla, que lleva la conversación hacia el destino que elige, nunca se permitirá que avasallen su propósito: pasarla bien de todas maneras para que los invitados puedan contar sus proyectos (?) y sobre todo lucir sus galas y maquillajes. Todo está pensado, efectivamente logrado: es un momento maquillado en todos los sentidos. Ante el comentario sobre alguna situación crítica que se vive en el país por parte de alguno de los comensales, la acotación de ella es "¡qué barbaridad!, esto no se puede tolerar!". Comentario que luego los medios repiten como si estuviéramos frente a una rebelde del sistema.
Lo cierto , parece ser, es que las mesazas de Mirtha son una buena fuente de ingresos económicos para el canal emisor, para los productores y el propio bolsillo de la conductora, además de una herramienta de entretenimiento y distracción social, que abona lo que ya sabemos.
Vuelvo al comienzo de este comentario: anoche vi y escuché el programa de Mirtha Legrand, forzadamente cada uno de los presentes probó un bocado, todos aplaudieron varias veces a la señora, ella contó retacitos de sus días agradecida y el prosecretario de redacción del diario La Nación presente, algo habló de "los cuadernos", tema del que nadie de los comensales sabía un pito y por lo tanto, pasó sin pena ni gloria.
Acostumbro a tomar un té de manzanilla antes de ir a la cama, anoche tomé dos, porque "si me ven mal me maltratan pero si me ven bien me contratan". Bueno, vemos...
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