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“Piensan que el único derecho que existe es el de propiedad”


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Este artículo fue publicado originalmente en el portal Va Con Firma


Cristian Fernando Carrasco, docente y escritor, acaba de editar de manera virtual su ensayo “De mamertarium natura” en el que reflexiona sobre una actualidad inducida en la que se supone que todos deberíamos pensar solo en el dinero y en nosotros mismos como individuos la mar de mamertos.


Por Fernando Barraza


Decir que Cristian Fernando Carrasco es solamente un escritor es una definición un poco insuficiente. Lo primero que limita el mero concepto es no poder saber con exactitud adónde lo situarías a Cristian si tuvieras que elegir una disciplina o género, porque como escritor ha escrito y publicado prosa en novelas y cuentos que fueron desde la ciencia ficción dura a lo fantástico, el horror cósmico, pasando por lo social realista, por el pulp o por la más pura literatura para infancias. Pero esto no es todo, porque el tipo también ha publicado poesía y la ha sacado a pasear de manera perfomática por distintos escenarios de nuestra región sur desde los 90's, cuando era otro de los jóvenes valletanos que se arrimaban a la gran urbe neuquina a estudiar una carrera terciaria. De allí, de aquellos días de estudio, devino en profe, que es otro de “sus yo” posibles.


Y volvamos al escritor, porque aun no hemos terminado: Carrasco también es guionista de historietas y -cuando el tiempo se lo permite y las ganas le llaman- hasta tira sus propios dibujos para sus guiones. También ha escrito para cine. Cristian escribe de muchísimas maneras, escribe por necesidad expresiva, y también por encargo.


Con este vastísimo perfil uno debería encasillarlo como escritor. Y ya. Pero intuyo que a Carrasco esto -como definición única de su persona- no le gustaría nada. Por eso me gustaría ampliar más no sea un poco su perfil, su identidad social.


En estos treinta años en los que me lo he cruzado con Cristian en las arenas de las expresiones culturales de la región -ya sea como espectador de sus perfomances, como entrevistador frente a sus lanzamientos, o en la casualidad del encuentro esporádico en la vida- todas las veces que interactué con este personaje público noté que en él habitan -exigiendo la misma jerarquía social- el pibe de Regina que trae consigo un montón de preguntas para hacer en voz alta, un profe ávido de compartir conocimientos con sus estudiantes, un padre que se va poniendo viejo y un laburante que, si bien no responde a una organicidad partidaria tradicional, es un ser social con plena consciencia de su clase. La laburante, claro.


Todo esta data es preambular y es nada más que un gatillo para contarles que esta persona que les he narrado tan esencialmente, este ser “multi tasking” (por utilizar un término de juguete, de esos que andan dando vueltas por estos días), es un escritor que se ha sentado durante el año y medio que lleva gobernando la Argentina el neo neo libralismo encarnado en Javier Gerardo Milei y ha ordenado -en catorce prolijos capítulos de un ensayo llamado “De mamertarium natura”- todos sus pensamientos y reflexiones conclusivas sobre el mundo de quienes, siguiendo e imitando a personas como Milei, viven la vida bajo el credo del dinero como valor único y central de sus vidas, de quienes creen y rezan a la cultura del individualismo incel, lelo y desapegado de lo social, aislado de sus prójimos.


Vaya tarea ¿no?


Lo bueno es que Cristian no se ha planteado hacer de este ensayo un texto académico, ni mucho menos. Es este un compendio de reflexiones sencillas, pero por sobre todo clarísimas y datadas, sobre el fenómeno de la derechización pueril y maniquea de las juventudes hacia un destino socio político casi psicótico (¡y perfectamente controlable por el poder fáctico!) a nivel global.


Carrasco parte de una idea tesis fuerte y nítida: el mundo de la virtualidad, que es el que más está pregnando nuestras vidas en la actualidad, no es “otro mundo”, es solo una parte más de éste, el que desde que tenemos conciencia de nuestra propia existencia individual y colectiva hemos dado en llamar “la realidad”. Con esta idea sencilla, expresada de manera clara, intenta analizar en una ´perspectiva concreta (¡real!) a esas juventudes que ya han entrado o están entrando una adultez uniformada por la globalización y encuentran que el único credo posible, tangible y satisfactorio es el del señor dinero, y que la libertad es un concepto simplista y maniqueo que está exclusivamente ligado a él. Todo lo demás es vicio, suciedad o enfermedad.


Esto, que se parece tanto a la religión ciega de una secta (¡porque lo es!), es la materia prima de las reflexiones de este ensayo del profe/padre/muchacho de la clase trabajadora/escritor reginense que ha llegado a nosotrxs sin que nadie lo pida oficialmente, solo por el propio afán de Cristian de explicarse a sí mismo como es que ha salido este horripilante conejo de la galera.


El texto -ya lo dijimos varias veces- es nítido, y en esa nitidez muchas veces te toparás con conceptos con los que vas a chocar moral e ideológicamente. A Carrasco eso no le importa, él mismo te lo va a explicar y lo vas a leer más adelante, en la entrevista que le realizamos. Este ensayo es lo que él piensa sobre las cosas que escribe, no es un manifiesto que quiera generar escuela, ni mucho menos. Así se resuelve cualquier run run ético que se te plantee frente al texto.


Porque sí, podrás criticarle como cierra con actitud tajante algunos conceptos que vos como lector o lectora, por el contrario, abrirías. O podrá chocarte un poco el tono coloquial y despectivo que tiene para describir a esta “raza” (a ellos les gustaría que les llamen así) de adultos pueriles y juventudes guiadas por el dinero y el desprecio social; pero esta fue su elección como narrador e incluso la argumenta al final de la obra. O podrás criticarle algunos de sus sesgos bien deterministas, sí, que los tienen y te interpelan. Pero al terminar de leer su ensayo lo que no podrás dejar de admitir es que Carrasco te ha puesto a pensar en forma seria, que -inclusive- ha llegado a ponerte a pensar en lo que vos mismo pensás sobre este gran tema:el espíritu de época que estamos atravesando.


Esto no es poco, eh.


Bueno, redondeando este preámbulo: “De mamertarium natura” nació aquí, en el “lejano” y “periférico” Alto Valle (nada es lejano ni periférico en esta sociedad transnacional) y es un ensayo ágil y profundo, un texto que analiza las cuestiones esenciales que nos han traido hasta aquí como sociedad que muchas veces se espeja en la más estúpida crueldad socio política. Esto es algo que se agradece, y mucho.


Pero veamos que dice su creador sobre su propio texto...


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¿Cómo descubriste que el Mamertarium iba a ser un ensayo, desde antes de empezar a escribirlo o fue tomando forma a partir de las distintas reflexiones sobre el espíritu de época?


Me di cuenta de que estaba escribiendo un ensayo mientras corregía la tercera parte de las cinco que se publicaron originalmente en redes sociales. Hasta ese punto se trataba solamente darle coherencia a las casi veinte páginas de anotaciones que tenía en la PC desde hacía meses, desde la época de las elecciones.


Como digo al inicio de “De mamertarium natura”, ya se veía en internet la formación de un nuevo ser social y cultural cuyas cualidades básicamente se resumían en dos ideas centrales: que valorar el dinero por sobre todo lo demás demuestra tu superioridad moral y tu cualidad religiosa de ungido de algún tipo de deidad, y que perseverar en una opinión que se presenta como la única verdad revelada y se impone mediante insultos es muestra de fortaleza de carácter y de dotes de liderazgo que te hacen digno de ser seguido e imitado. Son dos cosas muy sencillas: valorar sólo la guita aunque no la tengas y dispararle insultos al otro hasta ahogar su opinión a fuerza gritos. Con eso ya tenés un grupo de referencia, un único ideal que defender, un objetivo de vida que perseguir y un mecanismo para hacerlo.


Después de ver cómo las personas que sostenían esas ideas hacían ricos y elevaban a cargos políticos a influencers y gobernantes en otros lugares del mundo, me pareció interesante meterme en los grupos de Facebook armados para apoyar a los candidatos de LLA en la campaña electoral para presidente que vivimos en Argentina en el 2023 y ver si acá estaba pasando algo parecido. Al corrobararlo, la verdad que no lo podía entender. Pensaba que un país que había pasado las cosas que pasó Argentina tenía anticuerpos para algo así.


Obviamente no todas las personas que votaron a LLA entran en la categoría de mamertarios. Había gente decepcionada, gente desesperada, gente que -perdido por perdido- tomaba cualquier cambio propuesto como un billete de lotería en el que ponía su fe aunque las chances de ganar fueran infinitesimales. Pero en esos grupos también había muchos mamertarios.


Entonces escribí algunos posteos, principalmente para explicarme a mí mismo la lógica y los valores subyacentes que había detrás de ese proceso y cómo era vital para motorizarlo la manera en que las redes sociales reducen la historicidad a una gratificación que dura minutos y se tiene que volver a replicar al minuto siguiente, poniendo a las personas en un estado de presente perpetuo parecido al de la conciencia de un animal de bajo nivel de desarrollo cerebral.


Cuando algunas personas comentaron en esos posteos que estaban agradecidas porque tenían las mismas sensaciones dando vueltas en la cabeza pero sin poder ponerlas en conceptos y en palabras, me pareció que valía la pena atacar todas las aristas posibles del dilema. Anote muchas ideas, las reescribí durante meses y las empecé a postear por fragmentos para que fueran más fáciles de digerir. Después de escribir la mitad de lo que tenía proyectado, pensé que podía ser mi primer ensayo.


Y creo que está bien que haya terminado siendo un ensayo, porque no me parece justo hacia el lector mezclar las cosas. Hay decenas de géneros literarios y cada uno tiene su función y su horizonte de expectativas. Entonces estas ideas tenían que ser presentadas como opinión informada y no como ficción. Ahora que lo terminé, estoy contento de poder abandonar este buceo por el pensamiento utilitarista sectario de derecha y poder volver a escribir otras cosas en las que solamente pretenda componer un buen poema, con musicalidad y algún hallazgo, un buen cuento, con una trama y personajes interesantes y alguna idea o frase que el lector no haya leído antes.


No creo que hacer arte te impida tener opiniones políticas y me parece poco ético ocultarlas para no perder a un público potencial. Pero tampoco creo en engañar al lector y bajarle línea ideológica en lo que debería ser un trabajo de imaginación. Prefiero dar mi opinión de la forma más directa y honesta que pueda y después contarle una ficción que le vuele la cabeza. Una cosa no contradice a la otra.


Hoy es una realidad, pero vos advertís ni bien comienza el texto que tuviste la oportunidad de ver el advenimiento de la derechización infantil de las juventudes desde hace bastante más tiempo que el de "la ,era Milei". ¿Podés resumir los puntos claves que te mostraron ese avance hacia el sur?


Supongo que principalmente lo que me hizo ver eso es que soy un pesimista por naturaleza. Pienso que lo más inteligente es esperar lo peor, porque si pasa algo bueno te ponés contento, pero si pasa lo peor ya estabas preparado.


Después lo vi como una regularidad. Por lo general cuando algo pasa dos o tres veces en las mismas circunstancias es bastante seguro prever que la próxima vez, en las mismas circunstancias, se va a volver a repetir. Y era lógico pensar que lo que ya había pasado en Norteamérica y países de Europa con un cierto grupo etario y una cierta realidad social iba a repetirse acá.


También comencé a ver que aparecían en plataformas como Youtube odiadores seriales de todo lo que consideraban woke, o millonarios de mentira que vendían cursos para hacer a otros expertos en vender cursos, pero ya no estadounidenses e ingleses sino mexicanos, colombianos o españoles. Era muy fácil identificarlos porque los mamertarios compran un paquete cerrado de ideas y forma de ser y no puede moverse un centímetro de ahí para no ser excomulgados. Es como una religión. Si sos católico, pero no creés en los santos, no sos católico, sos un hereje y en la Edad Media te hubieran quemado en la hoguera. Para ellos es igual. Hay todo un dogma que obedecer a rajatabla y por eso viendo una sola hilacha suelta ya sabés por donde viene la mano.


Y en cuanto a la influencia en la juventud, la inevitabilidad venía por los canales de difusión de esas ideas. Más allá de que hayan canales de noticias de derecha la invasión vino por Youtube y Tiktok, que es lo más consumido por los chicos. Las ideas entraban de contrabando en contenido que a primera vista no tenía nada que ver.


Un tipo que te cuenta creepypastas con las que jugueteás con el miedo para sentirte valiente apoya a un candidato de derecha. Un tipo que te enseña cómo afirmar tu masculidad para no sentirte vulnerable te dice que la mujer que tengas depende de las fluctuaciones de un mercado, y que si no sos millonario te quedás afuera, y te vende un curso para ser millonario porque secretamente sos un elegido y ese es tu destino. Un tipo que te resume películas de forma chistosa, putea cualquier trama o personaje que no se atenga al molde del camino del héroe o a la filosofía objetivista donde el héroe se define por buscar su propio bienestar o forzar a los demás a que acepten o sufran la justicia que deviene de su forma de entender la moral.


Entre risas, boludeces, animaciones, gameplays y resúmenes de películas fueron metiéndose en la psique de los chicos, que si no tenían padres presentes y comprometidos con su crianza, era un lugar listo para asaltar y conquistar.


Hay una fuerte tendencia a endilgarle mucha responsabilidad al progresismo (lo “woke” suele resumirse en inglés) por la derechización de gran parte de la sociedad ¿Cuál es tu visión al respecto?


Es una discusión muy compleja porque woke significa una cosa distinta dependiendo de quién lo diga. Para algunas personas todo lo que no esté aprobado por el viejo testamento es woke, para otros todo lo que no esté de acuerdo con su moral es woke, para otros todo lo que incluya representaciones de colectivos raciales, sociales o sexuales que no reflejen exactamente las estadísticas poblacionales que aceptan como válidas es woke.


Pero en general me parece que lo woke y la derecha son polos de una misma discusión cultural que se retroalimentan llevándose una a la otra cada vez más hacia los extremos. El conflicto suele estar centrado en los derechos que podemos o no tener como seres humanos, una cuestión filosófica que se me escapa.


¿Tenemos todos los derechos que debemos tener? ¿A medida que pasa el tiempo aparecen nuevos derechos o es un tema ya cerrado? ¿Cerrado cuándo, en qué etapa de la humanidad? ¿Cerrado según la visión de quién?


Lo que le reprocha la derecha en lo woke es que inventan derechos que no deberían existir porque no tienen sentido, y lo que le reprocha lo woke a la derecha es que no respetan derechos que innegablemente existen.


Lo nuevo dentro de lo que yo llamo pensamiento mamertario es la idea de que los únicos derechos que existen son los de propiedad, los que se pueden comprar con dinero, ya sea derechos sobre territorios, objetos, tiempo o incluso personas.


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Tus reflexiones están mayormente enfocadas sobre actitudes o corrientes de pensamiento que no están cerradas. Es más: están sucediendo. No tomás un periodo pasado para analizar: estás viendo la actualidad. ¿Te dio en algún momento algún tipo de inseguridad al volcar escritos analíticos y concluyentes sobre lo actual, lo que está pasando? Hay un vértigo en eso ¿no?


Es cierto que es un análisis de un organismo vivo y no una autopsia. Pero creo que las ideas que hay detrás de las acciones y elecciones de los mamertarios sí están cerradas porque son muy pocas y muy simples. Si las personas que las comparten y defienden fueran más sinceras y dijeran abiertamente “los derechos no se tienen, se compran” o “estamos los que servimos al 1% que domina el mundo y nos pagan por eso, están ustedes los esclavos útiles y están los demás que pueden morirse porque no sirven para nada” se vería claramente lo simples que son las llamadas “ideas de la libertad”.


Lo complicado es la coyuntura, las consecuencias que irradian de la puesta en acción de esas ideas, y valoraciones porque están distorsionadas por las razones que se arguyen para maquillar lo que se pretende, las mentiras y desinformación para ocultar lo que pasa, desviar conversaciones o dar bases falsas para formar opiniones. Eso en realidad es lo que alargó el texto. Porque nombrar la base ideológica tal cual es equivale a contar la idea central de una historia. Por lo general con una frase basta, pero yo quería deshilvanar un poco la trama y ver cómo se relaciona todo. Cómo esa religión del dinero, esa negación del otro como igual, esa soledad que permite formar una masa unificada por los mismos odios y esa pelea a muerte por ser el esclavo de la casa grande y no el esclavo de la plantación, tiene su propia forma de realizarse en lo político, lo artístico, lo laboral, lo religioso, las relaciones de amistad y románticas.


Ya sé, es muchísimo, me hubiera llevado años de estudio e investigación hacerlo como se debe, y seguramente alguien lo hará bien y sacará un libro y yo lo compraré y lo leeré. Me conformo con que lo que escribí resuene con alguien y le ayude a organizar algunas ideas que no podía poner en palabras coherentes por falta de tiempo u oficio. Porque hay que tener ganas, la verdad. Todo el tiempo que pasé pensando en ésto me sentí agotado mentalmente, cansado, casi diría que hasta sucio. Debe ser más o menos lo que siente un psicólogo forense metiéndose en la psique de un asesino serial.


El tema de sonar a lo mejor demasiado concluyente no me molesta porque estimo que cualquier persona con dos dedos de frente entiende que lo que alguien escribe al retratar la realidad desde su punto de vista es una opinión. Hace años que me cansé de introducir cada frase con un “yo opino que” y lo doy por sentado. Y como toda opinión, la mía es personal e históricamente datada. Depende de lo que viví y de cómo gestioné lo que viví, no es ninguna verdad revelada ni final.


Las personas no sabemos nada, solamente tenemos opiniones e ideas que desde mi punto de vista son herramientas mentales que usamos para aprehender el mundo y no vivir en un estado permanente de sorpresa y tensión porque todo nos parece nuevo.


Si a alguien no le sirve una opinión o idea mía para encarar su realidad no la usará y listo, tendrá otras herramientas. No debería haber ningún miedo o vértigo en eso. Claro que si yo fuera un mamertario, creería que mis ideas son las únicas correctas y me vería impelido a una cruzada santa para imponerlas al mundo. Pero por suerte no lo soy.


¿Qué pensás que pasará con este mamertario, este modelo de existir? ¿Dónde sentís que puede ser útil?


¡Me mataste! No tengo ni idea. ¿Cómo le puede puede ser útil a la sociedad alguien que sólo piense en amarrocar guita para ser el rey designado por voluntad divina de una selva ficticia que solamente existe en su cabeza y donde todos los demás son o bien enemigos a destrozar o posibles parejas que despreciar o comprar según la fluctuación del mercado amoroso? ¿Para generar anticuerpos? No sé.


Lo que quiero dejar en claro es que cuando me refiero al mamertario o al liberbobo no me refiero a una persona que vota a la derecha o a una persona que tiene ideas de derecha. El ser humano es en su mayoría complejo y dependiendo de lo que nos haya pasado algunas facetas de nuestra personalidad hacen que tomemos decisiones o tengamos opiniones que se inclinen hacia uno u otro lado del espectro ideológico. Todos queremos que algunas cosas cambien y que algunas cosas se conserven tal cual las conocemos.


Cuando hablo del mamertario, hablo de alguien que estructura su personalidad desde unos rasgos que compró a paquete cerrado, porque supuestamente lo convierten en el ganador de todos los aspectos de la vida: se siente el elegido de un dios del dinero, que le da superioridad moral, superioridad intelectual para vencer a otros en discusiones, superioridad racial. Y la riqueza necesaria para comprar los bienes materiales, el estilo de vida y la pareja que, por superioridad, en todos los ámbitos le corresponde.


VContanos de qué manera lo pensás distribuir este ensayo


Si alguien quiere leer el ensayo me puede contactar por Facebook o Instagram y se lo envío (Cristian Fernando Carrasco o @ce_efe_ce). Creo que va a ser la única forma de distribución. Ni se me ocurrió presentárselo a una editorial.


A las editoriales multinacionales no les va a interesar porque no soy nadie, salvo por algunos colegas con los que recorrimos rutas literarias en mi juventud no me conoce nadie.


Y las editoriales con las que he publicado y con las que tengo confianza hacen las cosas a pulmón y no tienen margen para alienar a parte de sus lectores potenciales publicando algo tan crítico con un ala ideológica, así que no los quise poner en el brete de tener que decirme que no.


Además, no es más que mi opinión, solamente me suelen importar a mí y a veces ni eso.

Con que alguien las lea y sienta que puede ponerle palabras a una idea o una sensación que le resonaba en una esquina de la conciencia, me doy por satisfecho.



Te dejamos el libro para descarga gratuita


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