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Visité las Playas del desembarco

Normandía


Esos nombres de la Normandía, esos nombres de playas, de pequeñas comunas, de pueblos sobre el mar. Este, Arromanches Les Bains, me suena como la línea sensiblera de un poema. Ahora es un atardecer ligero, de setiembre, con buen olor de mar.


Los turistas caminan en grupos, sacan fotos, leen los memoriales, revisan mapas. Algunos andamos solos, caminamos descalzos, con las zapatillas en la mano, sin ir a ninguna parte. Merodeamos en esta mezcla de duna y cielo ensamblados. Siempre es sano pisar el sinfín de la arena y me parece que puedo silenciarme por dentro.


No puedo contar cada granito, no pueden quedar las huellas marcadas para siempre, no puedo imaginarme tanta cifra, las cifras imposibles que danzan como ballenas por acá, entre estos aires. Armas, submarinos, vehículos, barcazas, equipos y soldados. Los soldados que descendieron para dejar sus pies dibujados en el agua inmediata. Bajo el peso de un equipo de 40 kilos.


Cada playa es un rastro que no se ve. Una se siente alta en el tiempo para echar una mirada sobre una posible escena. Los números forman parte de una épica surrealista que la historia se encargó de definir como una tarea heroica.

Cada soldado va a defender su patria. ¿No es lo que se dice cuando se habla de guerra?


En Arromanches, como en otras playas de las tantas, se puede ver lo que queda de los despojos de hierro y cemento construidos para facilitar la descarga de hombres y materiales. Caparazones de tortugas viejas que no dicen nada y sin embargo hablan como lenguas que insisten. Los soldados fueron traídos a desembarcar, cada uno de ellos había nacido con el destino de desembarcar. Personas que vivieron para eso.


Cada uno de esos soldados debió tener su propia palpitación, su único y breve pensamiento.

No están ni las botas, ni los pies, ni las pisadas, ni los ojos, ni las manos, ni el aliento, ni la zozobra de los que murieron, solamente están las cruces blancas, como un juego geométrico, donde se leen nombres.

Explicaciones, homenajes, fuentes, celebraciones, esculturas, mapas, y paisaje, que no alcanzan para explicar la locura y la estupidez. Los héroes eligen dar la vida, en ese desembarco nadie tenía opción, nadie eligió nada.

Y ahora nosotros acá. ¿Qué vinimos a ver acá?

Setiembre 2018



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